30 de abril, 2018
Después de haber pasado siete semanas en Estados Unidos para tomar un entrenamiento de vuelo y de mantenimiento con el helicóptero Robinson R66, estamos de vuelta en Filipinas, trabajando con nuestro equipo para poner en funcionamiento el R66 en nuestra región. Todo va muy bien hasta ahora, y ya es evidente que la capacidad adicional de carga y de pasajeros de este helicóptero va a hacer una gran diferencia en los esfuerzos de plantación de iglesias, traducción y discipulado que estamos apoyando.
Se dedica tanto tiempo, sudor y dinero para lograr que una máquina como esta funcione en un programa de vuelos que es fácil adoptar una visión de túnel y solo ver la siguiente tarea que tenemos que cumplir en una larga cadena de tareas técnicas. Todo eso es importante, pero no es el objetivo de lo que estamos haciendo. Simplemente estamos tratando de usar las mejores herramientas disponibles en la actualidad para hacer el trabajo más importante del mundo –¡decirle al mundo que tiene un Salvador!
En los meses y años venideros, este R66 será usado para apoyar tanto a los misioneros indígenas como a los misioneros extranjeros en la selva, de una manera segura y eficiente. Es bastante obvio que hará que su trabajo sea más eficiente y más seguro, dos características difíciles de conseguir. Sin embargo, el asunto principal en primer lugar es que este helicóptero hace posible el trabajo en zonas muy abruptas y remotas. Estamos expandiendo nuestros esfuerzos de evangelización a nuevas zonas que han estado sin acceso al Evangelio durante todos estos años. El helicóptero está proporcionando acceso y estamos encantados de ser un eslabón en la cadena que acerque un paso más a estas queridas personas a conocer a su Salvador.
Gracias por colaborar con nuestro ministerio. Es un ministerio muy técnico, pero es una de las muchas piezas móviles y necesarias que está permitiendo el acceso a los lugares más difíciles de Filipinas.
Deja un comentario