SANGRE, SUDOR Y MALETAS
13 de junio, 2016
Es la época del año para mudarnos …otra vez. Parece que fuera una tarea monumental que ocurre al menos dos veces al año en nuestra vida. A veces nos preguntamos por qué nos tomamos la molestia de desempacar. Colgar cuadros en la pared parece tan inútil como tratar de convertir la habitación de un hotel en una casa durante unos días. Vivir de este modo nos hace recordar la realidad de que este mundo no es nuestro hogar. Observa las palabras del cuadro que está en la pared: “Enséñanos de tal modo a contar nuestros días,
que traigamos al corazón sabiduría” (Salmo 90:12). Oh, ¡que siempre podamos recordar el precioso regalo de cada momento que Dios nos permite disfrutar y usar!
Nuestra familia se va a mudar al Pacífico Asiático a principios de agosto. A pesar de tantos años de preparación, va a ocurrir más rápidamente de lo esperado, debido a que nuestro tercer bebé va a llegar en noviembre. Al parecer, nuestros planes bien trazados no eran exactamente lo que Dios tenía en mente, por lo tanto, los últimos dos meses han incluido mucha oración y pensamiento en cuanto a si Él quiere acelerarnos o lentificarnos.
Hace tan solo tres días desempacamos cuatro maletas para pasar un verano muy corto en Michigan. Aproximadamente dentro de siete semanas más estaremos empacándolas otra vez para mudarnos al extranjero. Hay muchas cosas que debemos recordar, mucho por hacer, y mucho por qué preocuparnos si ponemos nuestro enfoque en lo que no debemos. Pero Dios siempre ha sido muy fiel para proveer para cada necesidad y para calmar cada temor, sabemos que Él es digno de confianza y nos sostendrá en todas las luchas que vengan.
¿Te unirás a nosotros cuando (¡finalmente!) vayamos? Por favor, ora fiel y fervientemente ¡para que Dios aclare el camino a medida que avanzamos en fe!
NUEVO TERRITORIO (Y POR QUÉ NO ESTAMOS EMOCIONADOS)
7 de julio, 2016

A medida que nos acercamos a nuestra fecha de salida hacia el Pacífico Asiático, a menudo nos preguntan: “¿Están emocionados con la idea de mudarse al extranjero?” Generalmente respondemos: “Sí, ¡realmente estamos ilusionados con esto! ¡No vemos la hora de partir!”
A decir verdad, no lo estamos.
Los dos hemos experimentado nuestra buena cuota de emoción en los viajes del pasado. Recuerdo los viajes de misiones de la secundaria y la vertiginosa expectación que los acompañaba –el descuidado abandono con el que me lanzaba en cada nueva experiencia. Pero eso era cuando vivía con mis padres; cuando alguien más se encargaba de planear el itinerario, los alojamientos, la comida, las vacunas, ¡lo que fuera! Cuando mi mayor preocupación era recordar llevar Immodium en mi mochila, en caso de una reacción a agua impotable.
La situación se ha invertido con desquite. Somos adultos ahora, con muchas cosas en nuestra mente para planear, para comprar, con hijos que debemos proteger y mantener, y personas que debemos ver antes de salir… todo esto es un poco abrumador. Y en esta ocasión no vamos a ir solamente a un viaje de inmersión de dos semanas. En realidad vamos a tener que lidiar con un choque cultural verdadero y con la realidad de que no podemos correr de vuelta donde Mamá y Papá después de un par de semanas para regresar a la “vida normal”. Vamos a vivir una normalidad completamente nueva.
Por otro lado, tenemos muchos motivos para estar emocionados. Tendremos la oportunidad de ver obrar a Dios a través de todos estos obstáculos y pruebas que a menudo nos parecen insuperables –y Él siempre se muestra fuerte. Podremos llevar a nuestros hijos (¡que pronto serán TRES!) en una vida de aventura que la mayoría de los niños no puede ni siquiera imaginar. Podremos experimentar una nueva cultura y aprender a amar a nuevas personas que de lo contrario no habríamos sabido que existían. Podremos servir en una manera práctica que utilice nuestros puntos fuertes dados por Dios y que destaque Su poder a medida que nosotros también descubrimos nuestras grandes debilidades.
No, no estamos emocionados en el sentido de que esto nos divierta o nos cause vértigo. Pero tenemos una tranquila expectación a medida que seguimos la guía fiel del Señor hacia un territorio completamente nuevo. ¿Orarás para que Dios nos faculte con fuerzas, valentía y gozo en medio de nuevas circunstancias?
¿ALGUNA VEZ HAS MEMORIZADO UN NÚMERO DE SEGUIMIENTO?
26 de julio, 2016
Un número de seguimiento típico de USPS [Servicio Postal de Estados Unidos, por sus siglas en inglés] contiene veintidós dígitos. Ahora tengo una serie de esos números alojada permanentemente en mi memoria porque decidimos comprar boletos de avión para el Pacífico Asiático antes de recibir de la embajada nuestros pasaportes y visas en el correo. Llámalo nerviosismo de novatos, pero estuvimos en suspenso durante más de una semana, hasta que el número de seguimiento apareció en el sistema. El sobre llegó ayer, y estamos alegres por tener estos cuatro libritos necesarios de vuelta en la mano. ¡Estamos agradecidos porque nos hemos quitado un peso de encima de nuestras mentes en estos últimos días de preparación!
Deja un comentario