Cargas pesadas sobre caminos en mal estado y escarpados producen mucho deterioro en un vehículo que ya es viejo
13 de abril, 2016
Los últimos meses han sido muy emocionantes para nosotros a medida que conocemos a los plantadores de iglesias y a los traductores que trabajan en la isla donde estamos sirviendo ahora. Dios está haciendo cosas increíbles en varios grupos étnicos de aquí, incluyendo una aldea manobo que escuchó el Evangelio por primera vez hace unas semanas, ¡casi toda la aldea respondió! En las últimas semanas Josh ha tenido el privilegio de usar nuestro Land Cruiser 4×4 de veintiséis años para transportar a dos de nuestros equipos de traducción a las aldeas donde ellos trabajan mientras esperamos a que llegue el helicóptero. Esta es la razón por la que elegimos este vehículo cuando nos mudamos aquí hace siete años –porque era uno de los pocos vehículos que podía llegar hasta donde viven los grupos étnicos aislados con los que trabajamos, en momentos en que nuestras aeronaves no estuvieran disponibles. Una vez fue una herramienta valiosa para el ministerio, pero ahora se está convirtiendo en una distracción del ministerio.
En los últimos meses hemos comenzado a darnos cuenta de que es hora de dejar que este viejo amigo se vaya, y comprar un vehículo más nuevo y más fiable en el que podamos confiar para los muchos viajes largos a través de carreteras aisladas y desiguales que son necesarios en la isla mucho más grande donde vivimos ahora. A pesar de los mejores esfuerzos de Josh por mantener en buen estado nuestro Land Cruiser, en un viaje para llevar suministros a nuestros plantadores de iglesias el mes pasado, experimentó una falla en los frenos casi total en un tramo en forma de zigzag, y un radiador oxidado que causó el recalentamiento del motor y la transmisión, y largas demoras subiendo un paso de montaña. ¡Afortunadamente nuestro co-obrero Brian venía detrás en su Land Cruiser, igualmente viejo y modificado, cuando los frenos fallaron! Desde entonces hemos hecho todo lo posible para hacer viajes largos con dos vehículos, porque ninguno de nosotros confía en estos vehículos aquí. Efectivamente, entre nuestro vehículo y el vehículo de nuestro colega, en las últimas seis semanas hemos experimentado:
- Dos fallas del alternador
- Dos recalentamientos del motor/fallas en el sistema de refrigeración
- Dos problemas en el sistema de aire acondicionado
- Una falla en el sistema de frenos
- Grandes fugas en el sistema de dirección asistida
- Fallas en los sellos del eje trasero
- Sobrecalentamiento de una transmisión automática
- Rotura de una horquilla del embrague
Estos problemas, además de un número de otras grandes piezas desgastadas que ya estábamos pensando reemplazar, nos tienen a nosotros y a nuestros compañeros de trabajo pensando en que es hora de reemplazar nuestros vehículos. No solo dependemos de estos vehículos para transportar con seguridad a nuestras familias, también son una parte integral de nuestro ministerio aquí, y nuestra capacidad de servir bien a nuestros equipos de plantación de iglesias está sufriendo debido a la edad y la falta de fiabilidad de nuestros vehículos.
Sin embargo, más que el dinero invertido, nos hemos dado cuenta de que gran parte de nuestro tiempo está siendo invertido en el mantenimiento de estos vehículos –tiempo que necesitamos para invertirlo directamente en nuestro ministerio.
Después de mucha oración e investigación, creemos que el vehículo que proveería el mejor retorno de la inversión para nuestro ministerio sería un Toyota Fortuner de los años 2013-2015.
Sentimos que este es un gran paso de fe para nosotros, especialmente ahora, después de todos los grandes proyectos que han formado parte de nuestro cambio a un nuevo ministerio y una nueva casa en una nueva isla, pero creemos que el Señor nos tiene aquí para servir a nuestros equipos de plantación de iglesias, no para trabajar en nuestro propio auto, y que esta necesidad no lo ha tomado a Él por sorpresa.
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