11 de mayo, 2016
He estado luchando muy duro con la depresión posparto. Me está dando una paliza de lo lindo. No le deseo esto a nadie, pero sé que Dios me tiene en este camino con un propósito específico. Muchas personas han estado notando (y diciéndonos) que estamos terriblemente enfermos, que parece que a nuestra familia siempre le está ocurriendo algo. Bueno, tienen razón. Hemos recorrido un camino muy duro. Un camino al que hemos pensado renunciar muchas veces (o al menos eso he pensado yo). No debería ser tan duro, ¿verdad? ¿Es esta una señal de que Dios realmente no quiere que estemos aquí? O ¿se trata de un momento crucial en el que debemos desechar toda esta basura y mostrar a todos dónde reside nuestra fuerza, a quién servimos en verdad, lo poderoso que realmente es nuestro Dios?
“Por tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día. Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria” 2 Corintios 4:16-17.
…..No hay nada más que decir, chicos…. ¡Esa es mi vida! Justo en este momento estoy (literalmente) languideciendo, y sin embargo, Dios es quien me mantiene estable y sana día a día. Los problemas que estoy afrontando no son nada en comparación con pasar una eternidad sin Cristo, que es lo que algunas personas van a afrontar; de hecho son “leves”. Huy, entre más lucho con ataques de pánico y momentos de profunda desesperación, para mí es más fácil recordar que debo volverme a la verdad. Recurrir a la Palabra de Dios y hallar paz y perspectiva.
La forma en que Dios nos ama y nos enseña siempre será sorprendente para mí. Para mí es difícil hallar gozo en medio de esta prueba, pero he llegado al punto de estar agradecida por ella. ¿Está esto haciendo de mí una gran misionera? Por el momento, en ninguna manera, más bien parece que la peor ahora mismo. Pero Dios desea que yo sea aún más dependiente de Él y esta es mi forma de aprender, una y otra vez. Dios es grande y Su plan para nuestras vidas es perfecto. Nunca habría pedido todas estas pruebas en los últimos dos años, los más duros de nuestra vida hasta ahora, pero sé que cada adversidad que hemos enfrentado ha sido a propósito y para nuestro bien.
Me siento como la niña preciosa de la foto de arriba. Ella se siente completamente segura en los brazos de su padre. Ese pequeño cachorro no puede tocarla cuando está siendo protegida por su papá. Ella confía mucho en él e incluso metería sus manos en la boca del perro. Saber que él está allí es todo lo que ella necesita para sentirse segura, intocable y valiente. Estoy en los brazos de mi Padre y puedo ser valiente sabiendo que Él está viendo cada cosa grande, mala y aterradora que llega a mi vida. ¡Incluso Él la pone allí! (al igual que ponemos a nuestra perrita Lola en nuestra casa). Sabiendo que algún día esa cosa aterradora no será siempre aterradora; que esa cosa aterradora nos acercó más a Él para recibir protección, valor y verdad.
¡Huy, Dios es muy, muy bueno!
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