14 de diciembre
Hace dos años y medio, nos mudamos de nuestra casita roja en el bosque, compramos una furgoneta, la llamamos Noé, la llenamos con nuestras cosas y condujimos de Nine Mile Falls, WA, hasta Roach, MO, con el pequeño Judah de dieciocho meses en el asiento trasero, y con Elías, del tamaño de una sandía, en el útero.
Y ahora estamos empacando todas nuestras cosas de nuevo para regresar en tan solo unos días, después de terminar nuestro tiempo aquí en el Centro de Capacitación Misionera. Los niños han tenido una cadeneta de papel para hacer la cuenta regresiva con el fin de calcular los días que faltan para salir de Spokane (Judah sigue pidiendo que arranquemos dos papeles al día, pensando que eso hará que nuestro día de salida llegue más pronto… ¡estoy bastante segura de que la Abuela puso esa idea en su cabeza!), y están muy contentos al pensar en ver un montón de películas en el auto, ver el gran árbol de Navidad de la Abuela y de Papá, ver a todos sus primos, e ir a su “nueva casa”. También están muy ansiosos por “ayudar” a John a desarmar o quitar cosas de la pared. Mi pequeño “reparador”, como ellos lo llaman.
La cadeneta de papel es un poco más corta ahora 🙂
Acometiendo la biblioteca con sus herramientas de mano
Como originalmente solo habíamos planeado estar en Missouri durante un año y medio, nos sentíamos más que listos para cerrar este capítulo de nuestras vidas, a pesar de lo maravilloso y madurador que fuera. Si te confunde el hecho de que optáramos por quedarnos durante tanto tiempo en un lugar llamado Roach, permíteme explicar:
– Tomamos el curso de tres semestres sobre Plantación transcultural de iglesias
– Luego yo (Asmara) tomé la capacitación adicional sobre Lingüística, lo cual significó otro semestre y medio
– Luego John terminó con un curso de seis semanas de griego bíblico
¡Ojo! Ahí van dos años y medio. Nos sentimos como personas diferentes a cuando comenzamos la capacitación. Ahora estamos criando a dos chicos en lugar de uno. Nos estamos acercando a diez años de matrimonio. Hemos probado y visto destellos de las dificultades de las despedidas y los cambios. Ahora tenemos una comprensión mucho más profunda de toda la responsabilidad de la Gran Comisión. Hemos crecido en nuestro entendimiento del discipulado; hemos madurado como personas en muchas maneras. Hemos desarrollado amistades y relaciones con personas con las cuales estamos muy relacionados debido a que compartimos propósito y fe. Hemos conocido algunas de las más increíbles personas, parejas y familias. Estamos impresionados por la provisión y fidelidad del Señor hacia nosotros.
El equipo de Tanzania
Para rematar todo y para hacer esta nueva etapa de la vida que está por venir MUCHO más real, tuvimos visitantes muy especiales que vinieron a vernos durante cuatro días, ¡los Sharpe! Esta preciosa familia planea ir a Tanzania al mismo tiempo que nosotros y todos disfrutamos de estar juntos, viendo a nuestros cinco hijos combinados (todos de tres años y menos) jugando y riendo (entre discusiones y gritos de “¡Nooo!”), planificando nuestra gran mudanza a otro país, y simplemente conociéndonos unos a otros un poco mejor, pues esperamos que vamos a pasar mucho tiempo juntos una vez que estemos en suelo africano.
Reunidos
Judah conmigo y las niñas Sharpe. Compramos filtros de agua y protectores de sobretensión para la vida en el extranjero.
Hicimos galletas de azúcar de Navidad. Las figuras de las estrellas y de los hombres de pan de jengibre empeoraron progresivamente, a medida que los niños se volvían más locos con la masa, pero bueno, quedaron deliciosas 🙂
Los cuatro hijos mayores celebran una fiesta. Con sombreros y tambores de fiesta, por supuesto.
Como los libros del Tren de los niños siempre dicen: ¡Todos a bordo y nos vamos!
Así que aquí vamos hacia el siguiente capítulo de este viaje en tren llamado Vida.