Los preparativos para la boda de Boni y Yesika se tomaron la mayor parte del año; es el primer casamiento que se celebra en la aldea nagi desde que los Hampton se mudaron allí hace seis años.
Los meses de preparación para el gran evento mantuvieron a la mayoría de personas de la aldea en una actividad frenética desde mucho antes de la celebración. Cargando piedras para cocinar y grandes cantidades de leña, reparando casas, arreglando caminos y trayendo a pie algunas comidas “modernas” como arroz, aceite y fideos desde la ciudad más cercana, fueron apenas algunas de las cosas extraordinarias que tuvieron que hacerse antes que todos los invitados a la boda llegaran.
“Lo que se dijo que iba a ser un evento de dos o tres días terminó durando ocho”, informa Porter. Y algunos invitados, comenta él, se quedaron aún más tiempo.
“La boda era para Boni y Yesika, pero el ‘precio de la novia’ no le había sido pagado a la cuñada de Boni, por lo tanto, decidieron pagar en el mismo tiempo; esto significó mucho trabajo para la familia”, explica Porter.
Los días estuvieron totalmente ocupados cocinando y cocinando más. También hubo regateo sobre el precio de la novia.
“Cuando los nagis tienen una boda, es la norma que cualquiera que todavía deba algo por su esposa, que pague algo de esa deuda. No se trata simplemente de entregar algo de dinero; culturalmente, esto debe ser acompañado de una gran cena de sago, completa con carne seca, vegetales, y frecuentemente ahora, con arroz y fideos. La persona que realiza el pago y la que lo recibe, prepararán estas grandes cantidades de comida y luego las intercambiarán, junto con varios artículos de valor como platos, comidas enlatadas y ropa”.
Con tantas personas asistiendo a tal evento, Porter dice que los intercambios no paraban; “aun las bodas tribales tienen cierta dosis de dramatismo”, observa él.
El evento final consistió en que toda la familia de Yesika la escoltó hasta la choza nupcial del novio en medio de “muchos gritos y alaridos”, según Porter.
Cargados con una fuerte bolsa de fibra que contenía todas las pertenencias de la novia, las mujeres parientes de Yesika la acompañaron cargando regalos y comida para los nuevos familiares políticos. Sus parientes masculinos llevaron regalos como arcos y flechas y cestas para lagartos y serpientes.
Durante mucho tiempo hubo discusión fuera de la choza nupcial mientras se intercambiaban regalos y dinero. Luego la familia de la novia entró a la choza nupcial para comer la cena preparada para ellos, después de lo cual, las parientes de Yesika la acompañaron hasta su nueva casa mientras los hombres de su familia danzaron durante toda la noche. Las mujeres se quedaron con Yesika por varios días y después regresaron a sus propias casas.
Después que todos los invitados a la boda finalmente se marcharon a sus casas, la aldea quedó en silencio nuevamente. “Nos encantaría decir que Boni y Yesika están viviendo ‘felices para siempre’”, comenta Porter. “Pero como es un matrimonio arreglado, Yesika no está muy feliz de estar con su nuevo esposo, quien tiene más o menos la edad del padre de ella”.
Porter espera que las buenas nuevas de Jesús de la Palabra de Dios que él y su esposa están allí para compartir con la gente nagi, harán una diferencia en la cultura nagi —una diferencia que puede transformar las vidas de Boni y Yesika. “Es emocionante”, comparte Porter, “pensar que algún día ellos pueden ser un ejemplo brillante de un matrimonio piadoso”.
Ora para que Dios obre en los corazones de los nagis y especialmente en los de esta pareja recién casada. Ora para que Dios prepare corazones para que el Evangelio arrolle e impacte la aldea con esperanza, sanación y luz, a fin de que Él sea glorificado por medio de la transformación de las familias y matrimonios nagis.
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