14 de septiembre
El mes de mayo de este año marcó nuestro tercer viaje a través del océano en los últimos nueve meses –y este viaje definitivamente no estaba en mi plan para el año. Después de estar de vuelta en las Filipinas por solo cinco meses, el Señor nos guio de nuevo a Estados Unidos para que Josh ayudara con la reconstrucción del helicóptero que será enviado a las Filipinas en este otoño. New Tribes Mission Aviation está situada en un sitio remoto de Arizona y el pensamiento de regresar allí no estaba en los primeros lugares de la lista de cosas que quiero hacer en esta vida, por decirlo de alguna manera. Pero sabiendo que es donde el Señor quiere que estemos, hice nuestras maletas con los materiales y suministros escolares por los que habíamos pagado para que los enviaran al extranjero y llevamos todo de vuelta a América. (Si aún no te has dado cuenta, no estaba muy entusiasmada con esta mudanza). Parece extraño, pero realmente me gusta mucho mi hogar en las Filipinas.
Ahora, después de estar aquí durante cuatro meses, he sido gratamente sorprendida y bendecida. Hemos disfrutado inmensamente de nuestra permanencia aquí y el Señor sabía que necesitábamos estar aquí por un tiempo.
Hemos trabajado solos en las Filipinas durante los últimos cinco años y no estaba consciente de lo mucho que necesitábamos compañerismo y amigos a nuestro alrededor. Vivir a una casa de nuestros mejores amigos, compartir comidas al menos dos veces a la semana, y pasar juntos la mayoría de los días, ha reconfortado y animado nuestras almas solitarias.
Nuestros hijos tienen amigos con quienes jugar después de cada día de escuela, lo cual nunca habían tenido. Han podido asistir por primera vez a AWANA y tienen una zona inmensa para jugar al aire libre a sus anchas; la comunidad aquí es maravillosa.
Josh ha sido muy bendecido al trabajar con personas geniales y ha disfrutado de su trabajo en el helicóptero y de tener un sentido de utilidad y propósito.
Vivimos en una casa encantadora que se adapta perfectamente a nuestra familia y he disfrutado convirtiéndola en nuestro hogar para estos meses.
Desde que hemos estado aquí, el Señor nos ha guiado en una nueva dirección –para mí, es muy interesante que Él haga eso con mucha frecuencia en lugares que originalmente no queríamos estar. En los próximos meses regresaremos a las Filipinas y nos trasladaremos a otra isla donde ayudaremos a establecer el nuevo programa de helicópteros. Josh también ha comenzado un entrenamiento de vuelos como piloto de helicóptero, así que también podrá volar en el campo misionero. Realmente tenemos compañeros de trabajo que “por casualidad” son los queridos amigos que están aquí con nosotros en el desierto; Dios sabe lo que está haciendo.
Así que en los próximos seis meses estaremos despidiéndonos de nuestro hogar en el desierto y de nuestro hogar de cinco años en la isla y saludando un nuevo y diferente hogar en otra isla.
A veces la gente nos pregunta de dónde somos, y como misionera esa pregunta es muy frustrante. Mi hija dijo una vez: ‘Bueno, yo nací en Missouri, pero soy de Texas, y mis abuelos viven en Colorado, y yo vivo en las Filipinas, pero en este momento estoy en Arizona”. Sí, más o menos.
Pero ustedes saben… para nosotros y nuestros hijos se ha vuelto muy real que este mundo no es nuestro hogar; el cielo lo es. Y todos los traslados y el tener muchas viviendas, nos hace anhelar más el cielo. Y si mudarnos con frecuencia y fundar un nuevo hogar dondequiera que estemos sirve para que otros oigan acerca de la gracia salvadora de nuestro dulce Jesús y nuestro hogar eterno en el cielo, entonces es un precio pequeño el que hay que pagar. Además, es una aventura impresionante y magnífica, esta vida misionera. Y nosotros estamos muy entusiasmados de seguir a nuestro Dios donde Él nos dirija a continuación.
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