Transporte público en Papúa Nueva Guinea
17 de septiembre
Esta foto fue tomada en la ciudad la semana pasada. Leíste bien, EN LA CIUDAD. Estábamos regresando después de haber pasado un rato en una piscina/restaurante local con algunos amigos, y esto es lo que vimos en un vehículo que transitaba por la carretera junto a nosotros.
Sin embargo, éste no es un acontecimiento cotidiano de la ciudad. El fin de semana pasado se llevó a cabo un evento en la ciudad de Goroka en el que varias tribus de la zona realizaron danzas culturales con trajes y cantos típicos. Y si uno quiere y tiene 150 Kinas, entonces puede entrar a ver; nosotros optamos por quedarnos fuera.
De todos modos, cada vez que venimos a una ciudad de PNG, sin importar cuál, hablamos con los nacionales acerca de dónde somos y dónde vivimos ahora. La conversación casi siempre es así: (te ahorraré la lengua franca melanesia e iré directamente a la traducción de español):
El natural: “¿De dónde eres?”
Nosotros: “Somos de América, pero ahora vivimos aquí”.
El natural: “¿En dónde viven? ¿Aquí, o en otra ciudad?”
Nosotros: “Vivimos en la selva. En un lugar llamado Hewa, en la provincia de Enga”
El natural –mira horrorizado, luego baja la cabeza y la mueve de un lado a otro: “Ese lugar es muy malo. Esas personas no tienen ley, son violentas y están atrapadas en sus viejas costumbres”.
Nosotros: “No es tan malo”.
Estábamos acostumbrados a escuchar el horror y la conmoción de nuestros amigos occidentales cuando les decíamos que íbamos a mudarnos a Nueva Guinea, pero nos sorprendió ver la misma reacción en nuestros amigos de Nueva Guinea cuando les dijimos que íbamos a mudarnos a Hewa.
Para nosotros es divertido ahora porque estamos muy acostumbrados a eso, y también porque nuestra aldea es exactamente lo contrario de lo que ellos describen (¡gracias Jesús!). Todos los sitios a nuestro alrededor corresponden exactamente a esa descripción, pero nuestro lugar es relativamente feliz y pacífico.
También oímos hablar con frecuencia de lo lejos o distante que estamos. Cuando otros misioneros vienen, suelen decir: “Huy, ustedes están realmente aquí”, o algo parecido. Pero, de nuevo, cuando oímos decir lo mismo a los naturales de PNG, en cierto modo causamos una doble sorpresa. Algunos promotores de salud comunitaria de un hospital nacional vinieron a dar algunas clases de instrucción a nuestra gente en mayo pasado y mencionaron que todos sus compañeros de trabajo estaban echándoles bromas en cuanto a internarse tanto en la selva.
Incluso Les Stroud, del programa de televisión “Survivorman”, cuando pidió ser enviado al sitio más remoto de toda Papúa Nueva Guinea fue enviado a… espéralo… Hewa. (Por favor, ten en cuenta que si has visto ese episodio de su programa es en gran medida… falso… falso es una forma educada de decirlo).
Gracias a que el Señor nos ha bendecido con una pista aérea y un equipo de aviación increíble, y gracias a que entramos a una obra que ya tenía una iglesia joven, no siempre sentimos la lejanía y el aislamiento en esas maneras.
Irónicamente uno de los mayores recordatorios o hechos reveladores sobre la lejanía del grupo étnico con el que trabajamos provino de una serie de correos electrónicos de nuestra propia misión que describía el mundo cambiante y cuán pocas tribus vírgenes y monolingües quedan, y nuestra necesidad de ajustar nuestras estrategias para evangelizar grupos étnicos.
Pero estoy sentado en medio de una de esas tribus mientras leo dichos correos electrónicos. Seguro que hay otras influencias religiosas, pero no muchas, y no muchas personas se han dejado influir. Y tenemos algunas personas que hablan la lengua franca básica (el idioma nacional), pero según considero, probablemente solo hay un puñado que tiene fluidez (y solamente una persona de nuestra aldea). Sin embargo, hay miles de hewanos esparcidos por toda la cordillera central hablando su propio dialecto del hewa (que es totalmente diferente del nuestro, y ni nosotros ni nuestra gente podemos entenderlos) y solamente su dialecto. Constantemente ellos nos piden misioneros o que al menos vayamos a enseñarles, pero nadie puede. Y no hay manera de que puedan entender nuestra traducción de la Biblia.
Entonces me doy cuenta que nuestra gente realmente está “ahí”. Estoy seguro que hay otros misioneros que leen esto y hacen una mueca de disgusto pensando que estoy haciendo eso que algunos misioneros hacen tratando de probar que su trabajo es el ______ (escriba el superlativo) en el ______ (escriba la categoría), pero prometo que no lo estoy haciendo. Para nosotros los occidentales, TODOS estos lugares son remotos y están ahí. Todos los días le doy gracias a Jesús de que nuestra pista aérea esté enfrente de mi casa y no tenga que navegar en canoa por un río para llegar a ella. Seguramente la gente tribal considera eso una “carretera”, pero para todas las personas del mundo moderno… simplemente no es así. Y para aquellas personas que tienen una carretera verdadera, me estremezco ante las historias de sus viajes de ida y vuelta a la ciudad; por lo tanto, prometo que no estoy compitiendo. Para todos es difícil, y todos exhalemos un suspiro colectivo de frustración. (suspiro). Ya está. Cambiemos de tema…
Así que los hewanos están muy aislados. Para ellos es muy difícil ir a cualquier lugar que no sea su casa. Por lo tanto, en su mayoría han permanecido monolingües, y con el factor de que es muy difícil llegar incluso a la siguiente aldea, los dialectos se han convertido en idiomas distintos. Y eso hace que me preocupe por ellos. Me preocupo porque todos ellos son llamados “hewas”, y sí, los “hewas” han oído el Evangelio, y sí, hay una traducción en idioma “hewa” en las obras. Pero dicha traducción solamente podrá ser leída por unos pocos cientos de los miles de personas clasificadas como “hewas”. Es como entregar una Biblia en español a portugueses e italianos y decirles: “¡Bienvenidos!” Me aterra pensar que hay miles que serán pasados por alto simplemente porque llevan el nombre “hewa.” Y hay mucha presión y culpa mientras publico estas bonitas imágenes de “hewanos” en la iglesia, pienso: “Alabado sea el Señor, ¡los hewanos son evangelizados!” mientras que miles aún viven en tinieblas.
En resumidas cuentas, estas personas son distantes, aisladas, monolingües, animistas. Todavía están ahí, y todavía necesitan misioneros. No podemos aprender todos los dialectos del idioma hewa. Ya somos un equipo de misioneros que hablan dos dialectos distintos. ¿Leíste eso? ¡No hablamos el mismo dialecto que nuestros propios compañeros de trabajo! ¡Es una locura!
Por lo tanto, te pregunto ahora: ¿Vas a orar? O mejor aún, ¿vas a venir? Te necesitamos. Ellos te necesitan. Claro que es un lugar extremo con una gente extrema; pero eso también produce cambio extremo. Y es un privilegio y una bendición extremos llegar a experimentarlo.
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