2 de agosto
El volcán Manam en erupción justo detrás de nuestra casa el 31 de julio de 2015
Acabábamos de retomar nuestras rutinas normales después de un breve descanso en la ciudad para recoger suministros. La mañana del viernes parecía como cualquier otro día típico en la aldea. Habíamos regresado exactamente una semana antes, casi a la misma hora en que escuchamos un sonido espeluznante. Es común escuchar ruidos sordos procedentes de la montaña, pero en esta ocasión el ruido fue acompañado por el llanto de desesperación y temor de los niños y los gritos frenéticos de las mujeres.
Sabíamos, incluso antes de haberlo visto, lo que estaba sucediendo; el volcán estaba haciendo erupción. El pánico comenzó a golpearnos inmediatamente cuando nos dimos cuenta de lo que debía suceder. Había paneles solares para cubrir, los nuestros y los de nuestros compañeros de equipo que estaban fuera tomando un año sabático, canales para quitar, y tanques de agua para proteger. Todo esto mientras preparábamos las cosas para dirigirnos a una zona más segura.
Nuestra propia embarcación estaba en la ciudad, en el taller de reparaciones, pero afortunadamente Eddie, un capitán local de barcos, estaba en nuestra aldea con su embarcación. Después de organizar nuestro viaje, Eddie nos informó que no había combustible para su embarcación, por suerte habíamos traído combustible adicional.
Dentro de unos 20 minutos del inicio de la erupción, los desechos que estaban siendo catapultados a unos 20.000 m en el aire comenzaron a caer. Comenzó con piedras grandes, la mayoría de ellas del tamaño de un limón, pero variando en tamaño hasta una toronja, luego cambió a piedras más pequeñas del tamaño de gravilla, y finalmente se redujo a sólo ceniza que tenía la consistencia de granos de arena mezclados con un polvo fino. Esta ceniza era lo suficientemente espesa para bloquear la luz del sol y el mediodía empezó a parecer el ocaso.
Le aseguramos a Eddie que nuestro GPS nos guiaría a la costa y partimos con un reducido grupo de niños pequeños. Unos 40 minutos más tarde, después de lo que nos pareció como haber pasado por el sand blaster [máquina que limpia con un chorro de arena], llegamos a salvo al continente.
Estamos agradecidos porque Dios sabía lo que venía y ya tenía las cosas preparadas para estuviéramos nuevamente a salvo en la parte continental. Mientras estábamos en la parte continental nos preguntaron por qué…por qué no queríamos permanecer en la comodidad y la seguridad de nuestro propio país; por qué íbamos a querer salir de América para venir aquí. La respuesta fue simple, tenemos el mensaje más importante para traerles y de qué otra manera 20.000 personas de la etnia manam tendrían la oportunidad de oír acerca del Dios que los ama lo suficiente como para sacrificar a Su propio Hijo a favor de ellos.