Hinón Mina, amiga de Rachel Searcy, estaba emocionada cuando se dirigió río arriba con Rachel para compartir el Evangelio. Ella le dijo a Rachel que la nueva lección de Hechos traducida al punán la ayudó “para que yo no me dé por vencida fácilmente”.
El versículo específico que ella citó fue la traducción al punán de Hechos 20:24. La traducción revertida de este versículo al español dice: Aunque yo sé que experimentaré sufrimientos… no estimo preciosa mi vida, con tal que pueda hacer la obra que Jesús… me ha encomendado… de viajar diciéndole a la gente las buenas nuevas acerca del cuidado y la generosidad de Dios (literalmente: good-throatedness) con nosotros, la humanidad, hasta el punto que Él dio a Jesús para que descendiera a este mundo…
Hinón Mina es una ayudante de Rachel en un ministerio que está a seis horas en bote río arriba desde el pueblo más cercano. Rachel viaja periódicamente a esta aldea remota, la última vez estuvo cinco semanas para trabajar en la traducción al punán del libro de Tito.
Rachel y un grupo de cinco o seis ayudantes punanes normalmente traducen durante la mayor parte del día. Los miembros de la iglesia donan arroz y las damas de la congregación preparan las comidas para el equipo de traducción. La gente de la tribu no cultiva vegetales, por lo tanto, Rachel lleva una provisión de repollo y zanahorias. “Afortunadamente”, añade Rachel, “yo tengo allí un refrigerador que funciona con baterías eléctricas”.
Además de traducir la Biblia, Rachel hace otro tipo de trabajo en estas visitas a la aldea. La gente punán cultiva arroz en las laderas de los ríos y arroyos que quedan cerca de sus aldeas. “Estos cultivos no requieren de riego, es un tipo de arroz secano”, aclara Rachel. “Esta labor tiene varias etapas; primero, ellos cortan la maleza selvática… luego la queman para proveer nutrientes para el suelo. …En febrero y marzo ellos cosechan; la cosecha se hace enteramente a mano”.
Rachel explica que las damas punanes cargan cestas en sus espaldas y cortan cada cogollo de arroz con una cuchilla de mano. Cuando cortan los cogollos, los arrojan a la cesta por encima del hombro y los llevan hasta un sitio específico para trillarlos con sus pies.
“Cuando puedo”, comenta Rachel, “me uno a ellos en la siembra y la cosecha. Lo hago para tener compañerismo y una oportunidad de relacionarme mejor con sus vidas. Para ellos significa mucho que yo esté dispuesta a trabajar como ellos”.
Rachel añade sonriendo que sus amigos punanes no le permiten hacer ningún trabajo con machete en los campos. “Ellos temen que me hiera a mí misma”, comenta ella.
Rachel ha estado trabajando por siete años en la traducción de la Biblia al idioma punán. Pero la obra se remonta mucho más allá de eso, dice ella. “Yo tuve una pizca de ventaja porque mis padres han trabajado con la gente punán desde que yo estaba pequeña. Nosotros acabamos de traducir el 30 por ciento del Nuevo Testamento y Génesis, al igual que las porciones necesarias para la primera etapa de las lecciones bíblicas cronológicas”.
Le pregunté a Rachel cómo se sintió cuando regresó de la larga gira y los días ocupados que tuvo en su reciente viaje río arriba.
“Estaba feliz de estar de nuevo en la aldea”, respondió ella. “Había estado fuera por ocho meses, entonces había muchas cosas en que tenía que ponerme al día. Fue alentador que las damas punanes habían seguido reuniéndose fielmente dos veces a la semana para estudiar las lecciones bíblicas y habían sido fieles para resolver cualquier conflicto que surgiera. Varias de ella habían continuado enseñando clases bíblicas para los niños”.
Pero había vislumbres menos animantes de la iglesia punán. Para Rachel fue muy preocupante hallar al liderazgo de la iglesia punán “muy dividido”. Aunque esto era triste y desalentador, Rachel pone su mirada y su corazón en la gloria de Dios y en el progreso que Su gracia le permitió de hacer el borrador del libro de Tito durante su tiempo en la aldea. Ella sabe que la Palabra de Dios es la solución a los problemas de una iglesia en crecimiento. Y esto le da renovada energía para su trabajo fiel en la traducción de la Biblia.
“Personalmente me siento lejos de ser adecuada para la tarea, pero sé que el Señor puede glorificarse cuando somos vasos dispuestos”, comparte Rachel.
Hay cosas que tú puedes hacer. Puedes orar por Rachel y por todo el equipo de traducción de la Biblia al punán mientras trabajan diligente y fielmente para entregar una traducción clara y exacta de la Palabra de Dios a la gente punán. Puedes orar por la iglesia punán mientras ésta lucha con los dolores del crecimiento y mientras necesita urgentemente la Palabra de Dios para que la ayude a sanar y madurar.