Acabamos de terminar nuestra primera semana de ACIN (Adquisición de LA Cultura y el Idioma Nacional), ¡y fue bastante ocupada!”, “Una semana típica de estudio del idioma será de lunes a viernes, desde las 8 am hasta las 3 pm, con algunas de esas mañanas dedicadas en las aldeas de los alrededores, fomentando amistades y haciendo el ridículo… en el aprendizaje del idioma.
En esta semana también nos dieron la oportunidad de ayudar con un día de vacunación que auspició nuestra clínica médica. Nuestros médicos y enfermeras estuvieron muy ocupados administrando vacunas a más de 700 personas, mientras todos nosotros, los del tipo no médico, éramos usados como sujeta-niños y mezcladores de inyecciones (creo que yo mezclé más de 400 jeringas ese día). Fue increíble estar involucrado en la ayuda de las aldeas vecinas de un modo tan necesario y práctico.
Nuestro viaje a la aldea esta semana incluyó cruzar un río y una caminata de cuatro horas alrededor de las aldeas del otro lado. Nos encontramos con un puñado de nuestros vecinos, aprendimos un poco de la lengua, aprendimos un poco acerca de sus huertos y casas y, en general, tuvimos un breve vistazo de la cultura que nos rodea. Llevamos a nuestros hijos para esto y les fue muy bien hasta cerca de la última hora, cuando el agotamiento de caminar bajo el sol durante varias horas comenzó a pegarles. Brent y yo hicimos mucho de esto cuando estuvimos aquí antes, en el año 2009, por lo que gran parte de la forma de vida en PNG no es sorprendente o inquietante para nosotros, pero con niños, las visitas a las aldeas pueden ser muy difíciles en diferentes maneras.
Después de la salida de esta semana, nos dimos cuenta que vamos a necesitar un delicado equilibrio entre dejar que nuestros hijos tengan cierta libertad y jueguen con los chicos de PNG y tratar de protegerlos de los elementos de la cultura de PNG que son muy normales para ellos pero alarmantes y aun potencialmente peligrosos para nosotros (es decir, niños deambulando con machetes). Ora por nosotros para que tengamos sabiduría mientras continuamos nuestras clases; queremos hacer amigos y sentirnos cómodos en las aldeas, pero también queremos ser cuidadosos con nuestros hijos y con aquello a lo que están expuestos.
En total, ha sido una semana fantástica. Ya hemos estado en el campo alrededor de cinco semanas y es magnífico estar finalmente involucrándonos en la comunidad, fuera de nuestro centro misionero. Hay un sentimiento de alegría que permea y que no habíamos sentido en mucho tiempo. Por mi parte, me siento como que finalmente estoy en “casa”, en el sentido de servir en un lugar y en una manera para lo cual Dios me creó. Déjame decirte esto: No hay nada mejor, absolutamente nada más satisfactorio, que estar en el mismo sitio que el Señor te ha pedido que estés. Puede ser difícil, puede ser aterrador, incluso podría ser la última cosa en que pensarías para hacer, pero cuando el Señor te ha puesto allí, se encuentra el más profundo sentimiento de paz y plenitud que puedas imaginar.
Cuando estábamos aplicando las vacunas, estuve rodeado por cientos y cientos de personas que se veían diferentes de mí, hablaban diferente, olían muy diferente y, en general, estaban muy alejadas de lo que yo considero “normal” (como en la cultura en la que fui criado). Pero el sentimiento de alegría que experimenté en medio de aquella masa de personas fue tan profundo como cualquier cosa que haya conocido porque en ese momento, con sólo sonreír y tocar e intentar comunicarme, estaba siendo lo que Dios me había pedido que fuera, aquello para lo cual Él me creó –Su embajador en la tierra. Todo eso para decir: ¡Estoy muy contento de que finalmente estamos aquí!
(Lo lamento, el internet está EXTREMADAMENTE lento, y ninguna de las otras imágenes se va a cargar, así que eso es todo).