Una noche, en los años previos a que la Segunda Guerra Mundial llegara a las Filipinas, un viejo palawano llamado Erot, cuyo nombre significaba “Guía”, reunió a un grupo de jóvenes en torno suyo y les dijo: “Tengo algo importante que decirles. Un día un estadounidense vendrá trayendo un libro. Cuando él venga, escuchen con atención su enseñanza porque el libro que él trae habla del Dios eterno y verdadero, y dice cómo tener vida eterna”.
Casi 50 años más tarde, una de esos jóvenes, Inting, ahora una anciana, escuchó de un estadounidense que había traído un libro y estaba enseñando no lejos de allí. Con emoción, ella envió a su esposo, Putek, para que oyera a dicho maestro. Cuando Putek escuchó la historia de la Creación, y cómo entró el pecado en el mundo por medio del pecado de Adán y Eva, y la promesa divina de un Redentor que quitaría el pecado de ellos, su propia emoción comenzó a crecer.
Después de mostrarle a la gente cómo Dios se había revelado a sí mismo, y después de recordarles a lo largo del Antiguo Testamento la promesa que Dios había hecho de enviar un Redentor, el misionero les habló de la vida de Cristo, y de cómo Él cumplió todas las profecías y fue sacrificado en lugar de ellos y luego resucitó para dar vida eterna. A medida que el misionero les relataba una historia tras otra del libro que cargaba, el entendimiento de Putek se iluminó: ¡esto es lo que Erot les había dicho que esperaran! Esta era la verdadera historia del Dios verdadero, ¡y por fin Él ha enviado a alguien para traerles la verdad! Él corrió a su casa para decirle a Inting lo que había oído, y ella también creyó.
Los misioneros tenían el libro del que Erot les había hablado a los jóvenes, y enseñaban regularmente a los creyentes palawanos de él, traduciendo pequeñas porciones para las lecciones que enseñaban. Sin embargo, con el paso de los años la iglesia seguía dependiendo de los misioneros para cada fragmento de la verdad que necesitaban. ¡La semana pasada todo eso cambió!
Al despuntar el año 2014, la emoción empezó a crecer en nuestro equipo, y entre los creyentes palawanos. ¡Se había culminado la traducción del Nuevo Testamento en idioma palawano! Sólo esperábamos que el proceso de corrección e impresión fuera completado.
En abril, comenzamos a hacer planes para tener un servicio de celebración y dedicación. A comienzos de junio, NTMA recibió una lista de pasajeros, comida, cajas de biblias, y otra carga que debía ser transportada. Rápidamente nos dimos cuenta que debido a la aparición de la temporada de lluvias y a los breves períodos de buen tiempo para volar que experimentamos en este tiempo del año, simplemente no era posible que un solo Cessna 185 fuera capaz de realizar todos los vuelos a tiempo.
Nuestro equipo de NTMA comenzó a orar para que el Señor proveyera los fondos necesarios para traer nuestra segunda aeronave de una isla vecina, y dentro de 12 horas, ¡el Señor proporcionó todos los fondos que necesitábamos!
Rápidamente entramos en acción: situando combustible con antelación para darnos más opciones de capear el mal tiempo, organizando vuelos de carga y pasajeros para maximizar el peso y los asientos disponibles en cada vuelo, y asegurándonos que la carga para cada vuelo estuviera pesada y lista para ser cargada. El Señor nos concedió los espacios de tiempo despejado que necesitábamos para llevar a todo el equipo a los servicios de dedicación, y para volverlo a sacar a tiempo para que tomaran sus conexiones de vuelos internacionales, y tuvimos ocho días increíbles pero agotadores de vuelos consecutivos.
Lo más sorprendente, sin embargo, fueron los testimonios que oímos de la iglesia palawana. Mientras sostenía en su mano su flamante Nuevo Testamento en idioma palawano y se secaba las lágrimas de los ojos, Abil, uno de los líderes de la iglesia, declaró: “Este libro es para nosotros un tesoro que vale más que oro o dinero. Estamos muy agradecidos con nuestro tío blanco que Dios nos envió para traernos la Palabra de Dios en nuestra propia lengua, por lo que ahora podemos leerla y entenderla por nosotros mismos. Ahora que tenemos la Palabra de Dios, somos responsables de ser fieles para estudiarla y obedecerla”.
Gracias a todos ustedes por el papel que han desempeñado para llevar este tesoro a la iglesia palawana. ¡Gócense con nosotros porque la Palabra de Dios es viva y operante en Su Iglesia, en un idioma más!