Katie Moore se encuentra a sí misma reflexionando en el comienzo de un nuevo año. A medida que piensa en la realidad del avance del tiempo, reconoce intensamente su dependencia.
“Yo nunca podría llevar a cabo este ministerio sola”, comenta Katie. Ella siente un gran consuelo en las promesas de Dios de que Él nunca la dejará ni la abandonará y estará siempre con ella.
“Pero yo también soy parte de un grupo extenso de personas que quiere que [la gente] nahuatl escuche y reciba el Evangelio”, informa Katie.
Ella procede a explicar: “Mi equipo aquí es una segunda familia para mí, ya que mi verdadera familia está lejos. Y los misioneros de lugares remotos se encargan de mi papeleo, de mis finanzas y de las listas de víveres. Familias de la Iglesia en todo el mundo envían apoyo financiero para que yo pueda concentrarme en el ministerio que Dios me ha dado. Personas que ni siquiera conozco me escriben para decirme que están orando para que la luz del Evangelio brille en esta aldea y para que muchos nahuatles lleguen a conocer al Padre”.
Katie está profundamente agradecida con cada persona que se asocia con ella para compartir el Evangelio. En los próximos meses ella trabajará creando un programa de alfabetización para la gente de la aldea, y trabajará en la ortografía y las cartillas en idioma nahuatl. Katie está consciente de que para estar donde ella está, y hacer lo que ella hace, se requiere de un equipo completo de personas que estén apoyando su ministerio.
Recientemente, comparte Katie, ella ha tenido una maravillosa confirmación de la obra fiel de Dios en la pequeña aldea nahuatl que ella considera como su hogar. Su amiga Agustina, a quien Katie ha estado compartiéndole la Palabra de Dios, vino a visitarla para decirle algo importante. Para gran alegría de Katie, Augustina le contó que ahora es una hija de Dios.
A Katie y al equipo misionero a los nahuatles les resulta muy emocionante ver obrar a Dios y pensar en todo lo que Él ha planeado para el pueblo nahuatl mientras el equipo sigue trabajando en la traducción de la Biblia y preparándose para el día en que enseñará lecciones bíblicas e impartirá el discipulado a los creyentes en idioma nahuatl.
El ministerio allí ha sido, desde el principio, una obra de Su gracia y un proyecto de asociación con muchas personas del pueblo de Dios.
Katie añade con entusiasmo: “Espero que ustedes compartan nuestra emoción mientras seguimos preparándonos para compartir el Evangelio aquí”.