El nacimiento de un bebé se ve muy diferente en otras partes del mundo. De hecho, podría parecer una especie de fiesta a nivel de una aldea, comenta David Searcy.
El querido amigo y consiervo en Cristo de David, Pak Lujung, necesitaba ánimo y David decidió ir a visitarlo a él y a su esposa.
Cuando David llegó a la aldea de ellos, se enteró de que Ping, la hija de ellos, quien tenía nueve meses de embarazo, estaba padeciendo con un dolor de espalda. A medida que la tarde avanzaba, el dolor se hacía más fuerte.
“Le pregunté a ella si el dolor venía a intervalos. Ella respondió afirmativamente”, informa David.
Pronto se hizo muy evidente que Ping estaba dando a luz. David alistó su cama en un rincón oscuro. Tenía el presentimiento de que “iba a ser una noche larga”, comparte él.
Toda la familia extendida de ambos lados entró en acción. David describe la escena: “La gente estaba cargando agua, alistando el generador y llamando a las parteras del lugar”.
En este punto es apropiado señalar algunas grandes diferencias culturales, explica él.
En primer lugar está el asunto del cableado eléctrico, comenta David. “Para nosotros el cableado eléctrico debe ser permanente; no es así en estas aldeas”. A medida que se desarrollaron los eventos, se hizo claro que el cableado de la casa de Lujung había sido prestado para una celebración navideña, por lo tanto, tuvo que ser devuelto y repentinamente hubo una oleada de actividad mientras la gente volvía a poner el cableado de la casa de Lujung.
El gentío continuaba aumentando. David observaba a su alrededor al creciente grupo. Los abuelos de ambos lados de la pareja y todos los hermanos menores estaban allí, junto con las tías, tíos y primos.
Parecía que nadie quería perderse la celebración. David dijo que la reunión también incluyó a algunos “entrometidos y varias mujeres que sólo querían estar allí”.
Desde su sitio en el rincón, David observaba todo.
“El generador trabajó durante toda la noche, y la gente no cesó de entrar y salir durante toda la noche”, recuerda él.
Como había electricidad, los adolescentes estaban viendo un video en una computadora portátil. Los hombres dormitaban pero permanecían dispuestos en caso de que hubiera necesidad de correr a buscar algo. Las mujeres reían y contaban historias de sus propios partos; esto se estaba convirtiendo en un evento social importante.
David comprendió todo y durmió por tiempos, con la impresión de que probablemente se vería como “un bulto largo en el rincón”.
“A las 5 a.m.”, comenta David, “escuché el primer llanto del recién nacido —otra alma eterna había entrado al mundo— ¡una pequeña regordeta y saludable!”
Fue un momento memorable; David había sido invitado para ayudar a buscar un nombre para la bebé, pero aún están debatiendo y discutiendo al respecto.
Por favor, ora por la nueva madre, Ping, y por Bujang, el padre. Para tristeza de Lujung y su esposa, su yerno, Bujang, no es creyente. Pero David comparte ilusionado: “Tuve una buena oportunidad para hablar con él esa noche acerca de su destino eterno”.
David tiene la esperanza de que Lujung pueda enseñarle más a su yerno y pueda compartir el Evangelio con él para que pronto llegue a conocer a Cristo y se convierta en un esposo y padre piadoso.
Su viaje para animar a su amigo, Lujung, se convirtió en una noche muy memorable para el misionero David Searcy. Fue una celebración de la aldea que él no olvidará pronto.