Conoce a dos misioneros jóvenes: Jan Jan y Marnel. Tienen 18 y 19 años de edad. Pero la misionera Elise Long dice que ellos han recibido el discipulado y han sido capacitados y están listos y deseosos de servir.
“Pero ¿por qué he sido escogido para tener este privilegio?” preguntó asombrado Marnel, todavía mostrando su alegría. “Una vez estuve a punto de abandonar la escuela… ¿y ahora voy a enseñar a niños?”.
Después de ser informados sobre la necesidad de maestros en el pequeño preescolar, los dos hombres jóvenes oraron, cada uno pidiendo la dirección de Dios en cuanto a mudarse río arriba para servir en este ministerio de enseñanza.
“¡Sí, yo iré!” respondió Jan Jan después de orar. Su amigo, Marnel, dijo lo mismo.
El preescolar ya está en marcha, comenta Elise. Y los dieciocho niños están encantados con sus dedicados y esmerados maestros. Los dos jóvenes enseñan en las mañanas bajo la supervisión de los misioneros y luego continúan estudiando en las tardes para su propia educación.
Ellos caminan hasta su aldea los fines de semana para participar en la adoración y la enseñanza bíblica.
Después, Elise pidió voluntarios para un programa de alfabetización para adultos. Once adolescentes se ofrecieron y han, informa Elise, “demostrado ser maestros dedicados y entusiastas”.
Elise comenta que se siente un gozo especial al ver a estos adolescentes ayudando respetuosamente a su generación mayor a aprender a leer y escribir en su propio idioma.
“Estoy limitando mis funciones a simplemente adiestrar a estos nuevos maestros y ellos están tomando las riendas lentamente”, comparte Elise. “Y un gozo aun más grande es ver su deseo de crecer y recibir el discipulado cuando nos reunimos para estudiar la Palabra de Dios”.
Ora por estos jóvenes misioneros cuyos corazones Dios está moldeando para ministrar y servirle a Él. “¡Sí, yo iré!” son las tres palabras que abrieron sus vidas al ministerio.