A medida que la Palabra de Dios cambia vidas a nivel del corazón, en cuanto a prácticas diarias que datan de muchas generaciones y que se hacen en honor de antepasados muertos hace mucho tiempo, se deben tomar decisiones sabias.
Hasta donde la mayoría recuerda, la gente mwinika siempre ha celebrado un ayuno de 30 días. Esto es visto por muchos como un gran evento social que reúne a las personas y las familias. Otros están bien conscientes de que es algo que tiene un significado espiritual más grande.
Hace poco se enseñó la ley de Moisés en la Biblia, y para muchos se hizo claro que no importa cuánto se esfuerce el hombre, no puede guardar esta ley. Para ser redimidos de nuestro pecado, todos necesitamos de algo que no dependa de nuestro propio esfuerzo.
Muchos se pusieron inquietos y comenzaron a susurrar: “Pero si Dios es un Dios celoso y no quiere que nosotros oremos a nadie más sino a Él, ¿qué tal de nuestra oración anual y los sacrificios que hacemos a nuestros antepasados?”, informaron Francois y Nadia Hattingh en una carta reciente.
Alcanzar este punto en la enseñanza de las Escrituras, justo cuando se realiza esta práctica importante de apaciguar a sus antepasados por medio de la oración y los sacrificios para ellos, sólo podría haber sido instrumentado por Dios.
Después de escuchar esta enseñanza, la gente no se marchó enseguida. Se quedaron sentados y pensativos, sin estar seguros de qué iban a hacer con esta nueva información.
Los “reyes” de la aldea se acercaron al misionero para hacerle saber que ellos se están dando cuenta que solamente el Creador tiene dominio y que saben que sólo deben orar a Él.
La respuesta de Francois fue: “Eso es cierto. ¿Recuerdan ustedes cuando enseñamos acerca de nuestro antepasado Noé? Estoy seguro que todos nuestros antepasados en ese tiempo oraban solamente a Dios y creían que Él era el único digno de que se le ofrecieran oraciones. Pero en algún momento de la historia, Satanás vino y engañó a la gente mwinika, al igual que hizo con muchos otros, para que ustedes empezaran a orar a sus antepasados. Ahora, Dios se ha acercado a ustedes, en su propia lengua, para enseñarles nuevamente la verdad”.
Mientras Dios sigue trayendo nuevos creyentes a esta iglesia, usando Su Palabra en las vidas de los creyentes, está dándoles discernimiento a los creyentes en cuanto a cómo tratar este tipo de dilemas.
“Ora por aquellos creyentes que ayunan por unos pocos días con los no creyentes, a fin de poder seguir teniendo una oportunidad de hablar a sus vidas. Ora por discernimiento para saber dónde termina la amistad y dónde comienza la desobediencia”, pide Francois.