¿Alguna vez te has preguntado si estar en tiempo de “asignación al hogar”, para los misioneros, es lo mismo que estar en vacaciones?
Si observaras el tiempo de asignación al hogar de Steffan y Julie Pyle, se despejaría toda duda. Como piloto misionero, el entrenamiento y la preparación que está tomando actualmente Steffan son extensos. A pesar de que él ha tenido experiencia en más de un país, aun así tiene que continuar preparándose y perfeccionando sus destrezas.
A fin de maniobrar con seguridad en aquellas pistas aéreas increíbles y difíciles de la selva, hay una constante necesidad de reunirse y discutir el tema de la seguridad aeronáutica con el personal de NTM Aviation de Arizona.
Después de llegar a San Diego, Steffan se entrenó en un aeropuerto local para una evaluación de su capacidad para volar por instrumentos en el helicóptero que necesitará pilotar cuando regrese a la región del Pacífico Asiático. Él también tomo un curso de instructor con el objeto de poder ayudar a examinar y entrenar a otros pilotos misioneros.
Estas oportunidades de entrenamiento son sumamente costosas, pero necesarias porque harán de él un mentor más seguro, más profesional y mejor preparado para otros.
Una parte de este entrenamiento se realiza justamente en el helicóptero R44 Robinson, pero otra parte tiene que ver con leer atentamente libros y volar en un simulador complejo.
Él también manejó el helicóptero militar Huey para familiarizarse y tener experiencia y entrenamiento con “operaciones con carga externa”. Steffan también ayudó a hacer inspecciones, ya que en el campo misionero los pilotos frecuentemente hacen gran parte del trabajo mecánico también.
Después de todo ese estudio y prácticas, Steffan tomó una enorme evaluación, no sólo en papel sino en el helicóptero, y aprobó, a fin de obtener ambas certificaciones. Y Dios proveyó todos los $15.000 dólares para pagarla.
Pero él no terminó ahí. En la siguiente semana tuvo que ir a trabajar en el Cessna 210 para estar al día en eso. Ellos se refieren a este paso para mantener la pericia como una “inspección de habituación a instrumentos”.
Luego, el nuevo avión para nueve pasajeros y su carga y que puede aterrizar en pistas más cortas es el Kodiak. Steffan ha estado entrenándose y estudiando para volar ese avión con un “simulador de vuelos de rotación completa”. Es un buen entrenamiento para todos los sistemas, y al mismo tiempo conserva los costos bajos. “El Kodiak es un avión asombroso, equipado para suplir las difíciles demandas de la aviación misionera. Ha sido diseñado desde cero para aterrizar y despegar en lugares difíciles en los que típicamente servimos”, comenta él.
El tiempo de clases es extenso, de modo que sus días han sido largos mientras completa esta parte de su entrenamiento actual. Él informa que: “Practicar emergencias en un simulador de vuelos muy complejo que hace un excelente trabajo imitando una falla total de motor en pleno vuelo” hace parte del día de un piloto misionero selvático que se encuentra en su tiempo de asignación al hogar.