La primera reunión de su tipo acaba de realizarse en una aldea donde Frank y Mirjam Tertel trabajan con la gente abau.
El propósito de la reunión era estar juntos como líderes con sus esposas, a fin de animarse unos a otros y orar.
Nomo y Aniowa abrieron su casa con piso de corteza bien barrido a los líderes de esta iglesia que está madurando. Sentados en un gran círculo, fueron desafiados por la Palabra de 1 Timoteo 3. Nomo quería animar a todos a pensar nuevamente en los requisitos de los líderes de la iglesia.
Hubo un recordatorio a “andar rectamente”, honrando a Dios con sus vidas y testimonios.
Cuando oraron en pequeños grupos, Maikel le dijo a Dios: “Padre Dios, ayúdame a ser como Pablo. Él estaba contento en cualquier situación que estuviera; quiero ser así. Cuando tenga hambre, quiero estar contento y depender de ti; y cuando tenga abundancia, quiero estar contento y seguir confiando en ti”.
Frank comparte que, “no hace mucho tiempo, los maestros bíblicos abaus estudiaron la carta dirigida a la iglesia de Filipos y escribieron sus propios sermones acerca de los diferentes pasajes. Uno de dichos pasajes era acerca del contentamiento de Pablo. Esto debe haberle hablado fuertemente a Maikel”.
El enfoque principal ahora es completar la traducción del Nuevo Testamento; todavía les quedan 11 libros. Deben tener disponibles los ayudantes nativos de traducción para hacer progresos.
A veces, comentan ellos, “nuestras mentes chocan con una pared… y nos damos cuenta cuán incapaces somos sin la ayuda y la sabiduría de Dios”.
Ora por estos ayudantes fieles para que la traducción continúe y para que Dios los ayude a derribar esas paredes que encuentran frecuentemente.
“No puedo decirles la emoción que se siente al ver a los creyentes creciendo en la fe. Estamos involucrados en una obra fenomenal y no la cambiaríamos por nada”, agrega Frank.
Existe la confianza de que si los misioneros tuvieran que salir por alguna razón, hay suficientes creyentes maduros que seguirían cuidando la comunidad de creyentes, y “seguirían firmes”.
Podemos alabar a Dios juntos por lo que Él ha hecho en esta iglesia que está en proceso de maduración. Ellos están tomando muy en serio el privilegio que hemos recibido: “Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos” (Hebreos 10:24-25).