Gustavo, un creyente guanano, y el misionero Barry Spor están trabajando juntos en lecciones del libro de Romanos –a pesar que están a miles de kilómetros de distancia.
Sentado en la selva amazónica con el misionero Darío Drake, Gustavo ve las lecciones bíblicas de Romanos.
En su oficina en Estados Unidos, Barry Spor tiene las mismas lecciones abiertas en la pantalla de su computadora.
Conversando en idioma guanano acerca de cada lección, leen, hacen comentarios y sugieren cambios; de esta manera la edición es inmediata. El equipo misionero trabaja en los textos hasta que todos están satisfechos con los resultados, a fin de continuar traduciendo y revisando las lecciones bíblicas.
“El progreso solamente era limitado por la oscilación de nuestra señal de internet, pero aun eso no disminuía mi admiración por lo que estaba pasando”, comenta Darío.
Esta emoción con la tecnología es un cambio asombroso, teniendo en cuenta el artículo informativo de Darío en febrero de 2011, donde expresaba su frustración. Él decía que de todos los idiomas que había aprendido, no lograba dominar el lenguaje hablado por su computadora. Las dificultades que surgieron en el pasado usando sus computadoras para el trabajo de la traducción y la alfabetización fueron difíciles de resolver para poder seguir adelante.
Gustavo también está animado al ver que a medida que continúa trabajando con Barry en la edición a través de este programa informático, su entendimiento está creciendo en cuanto a las verdades de la Palabra de Dios. Él comparó la ampliación de su entendimiento con la forma en que la gente de su tribu limpia senderos en la selva:
“Cuando nosotros hacemos nuevos caminos en la densa maleza de la selva, caminamos rápidamente y partimos ramas a medida que pasamos, para poder regresar por la misma senda. Si alguien tratara de seguir esa senda de ramas partidas podría extraviarse muy fácilmente.
“Si vamos a usar repetidamente esa senda, entonces usamos un machete y tomamos tiempo para quitar la maleza. Ese sendero bien hecho es fácil de seguir para cualquiera que venga detrás de nosotros.
“Cuando oí por primera la enseñanza de las lecciones de Romanos, fue como estar haciendo un sendero de ramas partidas en la selva. Estuvimos viendo las verdades de esa epístola muy rápidamente, y yo sólo estaba captando lo esencial de lo que Dios decía. Si alguien hubiera querido seguirme, o aprender de mí la verdad de Romanos, se habría perdido muy fácilmente.
“Pero desde que estamos trabajando en estas lecciones bíblicas, y pensando cuidadosamente en ellas y expresando la verdad de Dios en mi idioma, me parece que es como si estuviéramos limpiando un camino amplio y recto a través de la selva; si alguien deseara seguirnos podría hacerlo fácilmente”.
Sigamos orando por Gustavo y otros, quienes están aprendiendo mientras ayudan con el plan de estudios de la Palabra de Dios.