Torre y Narah Meissner actualmente están sirviendo a Dios como misioneros de apoyo en México; y a veces este servicio no es nada fácil, comenta Narah.
“Es difícil estar físicamente tan lejos de las obras tribales. Nosotros nos convertimos en misioneros de apoyo para servir a los indígenas, sin embargo, a veces nos parece como que esa meta se pierde en hacer recorridos al aeropuerto y comprar víveres”, explica ella.
No hay días libres en el ministerio de la casa de huéspedes. De hecho, a veces hay muy poco descanso con las muchas idas y venidas. Existe una presión para responder a las demandas de un horario que puede ser exigente en la provisiòn de hospitalidad y ánimo.
Narah dice que cuando ella se fatiga, Torre pone las cosas en perspectiva para ella.
“¿Crees tú que los misioneros tribales tienen días libres?”, le recuerda él cariñosamente a ella; “ellos siempre tienen visitantes en su casa”.
“Ah, sí, claro, la perspectiva”, se dice Narah a sí misma. Nada como mirar las cosas con un lente gran angular para ver el cuadro completo.
Ella sabe que los proyectos exitosos requieren de trabajo en equipo. Dios llama a algunos misioneros a un servicio activo en un contexto indígena. Otros son llamados a un servicio activo en un contexto de apoyo.
Ella aprecia las notas de ánimo y las palabras de agradecimiento de los misioneros a los cuales ella y Torre tienen el privilegio de hospedar y cuidar. “Una vez, uno de nuestros coobreros nos dejó una tarjeta en español, agradeciéndonos por este ministerio de Dios en la casa de huéspedes. Yo la conservo y la veo de tiempo en tiempo, cuando necesito aliento”.
Narah dice que la emoción de tener parte en lo que Dios está haciendo en los pueblos indígenas nunca es tan viva como cuando leen informes de la obra de Dios, escritos por misioneros de las etnias. Eso le recuerda a ella la importancia de su ministerio con los misioneros que sirven en la sierra, y que “…estamos aquí en la tierra por una razón mucho más grande de lo que podemos imaginar”.
Como fondo de la pantalla de su computadora portátil, ellos tienen una foto de los miembros de una iglesia indígena nueva con el propósito de recordar esa “razón mucho más grande”: un grupo de personas transformadas por la Palabra de Dios.
“Es bien ‘padre’ verlos y orar por ellos”, comenta Narah.
Una multitud de grupos étnicos no alcanzados está esperando oír las buenas nuevas de Jesús. Hay muchas oportunidades para llevarles el Evangelio —como misioneros tribales y como misioneros de apoyo.