Bonifacio, un creyente guarijío de edad avanzada, ha muerto.
“Esta mañana”, informó Dennis Bender a comienzos de esta semana, “este hombre guarijío se deshizo de sus muletas y ahora está saltando de gozo con Jesús”.
En los años pasados, los misioneros Terry Reed y Dennis Bender pasaron mucho tiempo con su amigo Bonifacio. El 30 de enero, Terry había pedido oración por su consuelo.
“Él llegó a ser un amigo muy querido para mí y lo voy a extrañar mucho”, comparte Terry. “Sin embargo, como creyentes no debemos entristecernos como los que no tienen esperanza. Yo sé que Bonifacio ha sido liberado de su cuerpo estropeado y ahora está con su glorioso Salvador”.
Bonifacio tenía más de 90 años cuando Dios lo llamó al hogar celestial. Antes de llegar a Cristo, su vida se caracterizaba por borracheras y peleas y tuvo que seguir arrastrando las cicatrices de esos años. Pero después de abrazar el Evangelio, su vida fue transformada radicalmente. Él tenía mucha disposición para estudiar la Palabra de Dios y le encantaba compartirla con otros.
Dennis y Terry sienten un profundo alivio de saber que Bonifacio está con Cristo. Ellos agradecen la oportunidad de haberlo conocido, de haberlo visto llegar a la fe, y de oír y ver que la historia de su vida demuestra el poder y la maravilla de la redención de Dios.
Si tú oraste por Bonifacio cuando leíste su historia aquí la semana pasada, Terry y Dennis quieren darte las gracias.
Ellos también están agradecidos por la promesa de que algún día volverán a ver a su querido amigo Bonifacio. En ese momento, sin embargo, él tendrá un cuerpo nuevo e intacto, en un lugar donde los creyentes en Jesús nunca tendrán que volver a decir “adiós”.
Muchos indígenas como Bonifacio están esperando a que alguien comparta con ellos el glorioso mensaje de esperanza y redención por medio de Cristo.