Al regresar recientemente a una aldea de la etnia simba para traducir más de la Palabra de Dios, Jack Russell encontró más problemas de los acostumbrados.
En efecto, le tomó un par de semanas para poder siquiera informar a sus amigos y a su familia qué estaba pasando. “Me tomó un tiempo lograr que el correo electrónico radial funcionara”, informó él. “Los ratones se habían metido y habían mordido los alambres. También un rayo había impactado mi antena y se había caído”.
Un bus dejó a Jack en la aldea a las 2 a.m. “Tuve que cargar mis cosas desde la carretera, descender y cruzar un arroyo, y luego atravesar un campo, después ascender la colina hasta mi casa. Teníamos unos 25 grados de temperatura y hacía mucho bochorno”, comentó él. Luego empezó a llover, pero al menos eso refrescó el ambiente.
Jack realmente quería tomar una ducha después del largo viaje hasta la aldea y la lucha por llegar hasta su casa, pero no había agua.
“De modo que tomé un machete y empecé a abrir un camino hasta el tanque del agua. Aquí estamos en la mitad del verano, así que la maleza ha crecido mucho. Una media hora después logré llegar al tanque y abrí la válvula del agua para la casa. Pero cuando regresé corriendo a la casa, hallé que tenía un géiser”.
Jack se conformó con enjuagarse bajo la lluvia.
Decidió que antes de acostarse debía poner a funcionar el refrigerador a gas, a fin de conservar frescos los alimentos que había llevado.
“Conecté la bombona de gas y encendió bien, pero me pareció escuchar algo y me acerqué sigilosamente a la parte posterior para dar un vistazo de cerca cuando – ¡Bum! Toda la parte de atrás repentinamente estalló en llamas y me quemó los vellos de un brazo. Salí corriendo y cerré la válvula del gas y decidí que me encargaría de eso en la mañana”.
Sin embargo, aún no era muy tarde para ir a la cama. Primero, tenía que matar todas las arañas del dormitorio y hacer la cama.
“Fue en ese momento que descubrí que un pequeño recipiente de margarina se había roto dentro del equipaje y había embadurnado todas mis sábanas. No me importó; estaba tan cansado que dormí hasta el amanecer”.
Jack podría haber dormido por más tiempo, pero había comenzado a llover de nuevo y el agua estaba cayendo en el dormitorio a través del techo. Subió a la buhardilla y movió las tejas de cemento, y eso bastó para sanear las goteras.
Después de reasumir el trabajo en el refrigerador, “y después de haberme quemado los vellos de mi brazo”, Jack descubrió un sello estropeado que no se podía reparar. Como su comida fresca se estaba dañando, pensó en ir al pueblo a comprar más, pero su motocicleta está averiada y aún está buscando repuestos para ella.
Jack contrató a un hombre para cortar el pasto alrededor de la casa porque estaba muy alto. “El hombre casi logra trabajar un día antes de que la cortacésped se descompusiera. Nosotros tenemos dos, pero la otra… sí, ustedes saben”, comentó Jack.
A pesar de todas las dificultades, Jack ha estado logrando mucho progreso en la traducción, excepto en las noches. “Una noche traté de trabajar hasta tarde, pero las baterías de la casa no aguantaron; tienen diez años y sus días están contados. Tengo un pequeño generador, de modo que fui y lo saqué, pero cuando intenté encenderlo, la cuerda se rompió”, informó él.
En esta semana, una persona de NTM, experta en traducción de la Biblia, va a venir a la aldea para ayudar a revisar la traducción de 1 Timoteo.
Oremos para que Jack pueda continuar haciendo un buen progreso en la traducción y pueda mantener una actitud piadosa a pesar de las dificultades.