Una gran riña tuvo en gran parte un final feliz.
La pelea estalló al final de una ceremonia de los gaviãos en Brasil la semana pasada. Varias mujeres planearon la pelea para tomar venganza de algunas otras que habían causado otra pelea unos meses atrás.
Cuando estalló la batalla campal, había cerca de setenta mujeres. “Se derramó sangre, ya que algunas prefirieron las piedras a las uñas, se halaban del pelo y se mordían para infligir dolor. Una mujer incluso corrió a buscar un cuchillo”, informó la misionera Diane Kitchner.
“Lo triste es que el incidente lo inició una mujer cristiana que atacó a otra cristiana de otra aldea. Esto afectó a todos aquí, especialmente porque el arranque de ira continuaba”.
Croc, uno de los creyentes gaviãos, y dos jefes comenzaron a reunirse con las personas involucradas. Estas reuniones se prolongaron durante horas. En el segundo día, una de las principales peleadoras escuchó las Escrituras que Croc estaba leyendo y se dio cuenta de que era pecadora y que necesitaba al Señor. Ella confió en Cristo esa noche. Eso suavizó muchos corazones y se programó otra reunión para el día siguiente.
En esa reunión las mujeres empezaron a cambiar de perspectiva y comenzaron a pedir perdón de aquéllas a quienes habían hecho daño. Hubo lágrimas y comenzaron a hablar e incluso a reír unas con otras.
“Un esposo, con lágrimas en sus ojos, dijo que estaba muy feliz y que este día pasaría a la historia”, informó Diane, “porque era insólito que la gente gavião resolviera un conflicto de esa manera”.
Todavía existe una posibilidad muy real de que haya ira, hostilidad y violencia. Hay otras aldeas que son propensas a la violencia y los problemas principales aún tienen que ser resueltos. Oremos para que Dios proteja a los hombres que deben tratar la situación. Los líderes han pedido a Dios que Él sea honrado en todo mientras median en las reuniones con las mujeres involucradas.
La pelea estalló al final de una ceremonia de los gaviãos en Brasil la semana pasada. Varias mujeres planearon la pelea para tomar venganza de algunas otras que habían causado otra pelea unos meses atrás.
Cuando estalló la batalla campal, había cerca de setenta mujeres. “Se derramó sangre, ya que algunas prefirieron las piedras a las uñas, se halaban del pelo y se mordían para infligir dolor. Una mujer incluso corrió a buscar un cuchillo”, informó la misionera Diane Kitchner.
“Lo triste es que el incidente lo inició una mujer cristiana que atacó a otra cristiana de otra aldea. Esto afectó a todos aquí, especialmente porque el arranque de ira continuaba”.
Croc, uno de los creyentes gaviãos, y dos jefes comenzaron a reunirse con las personas involucradas. Estas reuniones se prolongaron durante horas. En el segundo día, una de las principales peleadoras escuchó las Escrituras que Croc estaba leyendo y se dio cuenta de que era pecadora y que necesitaba al Señor. Ella confió en Cristo esa noche. Eso suavizó muchos corazones y se programó otra reunión para el día siguiente.
En esa reunión las mujeres empezaron a cambiar de perspectiva y comenzaron a pedir perdón de aquéllas a quienes habían hecho daño. Hubo lágrimas y comenzaron a hablar e incluso a reír unas con otras.
“Un esposo, con lágrimas en sus ojos, dijo que estaba muy feliz y que este día pasaría a la historia”, informó Diane, “porque era insólito que la gente gavião resolviera un conflicto de esa manera”.
Todavía existe una posibilidad muy real de que haya ira, hostilidad y violencia. Hay otras aldeas que son propensas a la violencia y los problemas principales aún tienen que ser resueltos. Oremos para que Dios proteja a los hombres que deben tratar la situación. Los líderes han pedido a Dios que Él sea honrado en todo mientras median en las reuniones con las mujeres involucradas.