La gente siar de Papúa Nueva Guinea está oyendo sobre Noé y el diluvio en esta semana.
Mientras experimentan lluvias torrenciales, están comenzando a identificarse con Noé, quien permaneció fiel a la dirección de Dios a pesar de que era el único que estaba oyendo.
Muchos siars vieron las lluvias como un obstáculo y dejaron de asistir a la enseñanza de las lecciones bíblicas de evangelización. Pero algunos continúan viniendo fielmente todos los días. Aunque algunos viven lejos y tienen que caminar grandes distancias bajo la lluvia, están deseosos de escuchar el mensaje de Dios.
“Esta lección sobre la fe que se impone a las circunstancias difíciles, fue particularmente conmovedora en esta semana cuando enseñamos sobre Noé”, informó el misionero Jon Jackson. “Qué situación tan ideal para que los siars estén aprendiendo sobre Noé y su ejemplo de fe a pesar de que todo el mundo a su alrededor rechazaba la verdad. Mientras él demostraba fe a través de los cuarenta días y cuarenta noches de lluvia, fue como si Dios estuviera desafiando a los siars a permanecer fieles para escuchar y creer en Él a pesar de sus circunstancias presentes. Muchos de ellos se identifican bien con Noé y han comenzado a sentir la presión como él, pero siguen siendo fieles para venir, recibir la enseñanza y confiar en la Palabra de Dios”.
Stiven, un hombre siar, se quedó después de una lección para expresar las luchas que sostiene para seguir escuchando el mensaje, a pesar de que muchos parientes suyos han dejado de asistir. Los pasajes sobre Noé le animaron a asistir a cada lección y a escuchar toda la serie de lecciones bíblicas de evangelización.
Sackman, una mujer siar, asiste habitualmente a las sesiones de la mañana y de la noche. Ella dice que aprende algo nuevo cada vez que escucha la Palabra de Dios. Su deseo profundo es comprender y creer realmente la verdad, y se ha convertido, por su propia iniciativa, en una reclutadora de las personas de la aldea que no están asistiendo a la enseñanza.
Oremos para que muchos siars continúen viniendo a oír la Palabra de Dios y para que sus corazones sean enternecidos por su mensaje.