Zebedee, un anciano de esta etnia, y su esposa Kolaiso y sus dos hijos y sus dos hijas se van a trasladar a 320 kilómetros de su casa y se van a alejar de su herencia familiar para ministrar a una iglesia que tiene problemas en otra provincia. Oren para que Dios los proteja y los anime y les provea en maneras asombrosas en ese lugar distante, a fin de que puedan nutrir y ayudar a esa iglesia con dificultades. Oren para que los corazones sean abiertos a la obra de Dios en su medio; que los creyentes sean fortalecidos y que muchas personas perdidas sean atraídas a Cristo