4 de junio
Uno de los dones más grandes que tenemos como creyentes es nuestro acceso a la Palabra de Dios. En su sabiduría, Dios ha preservado sus palabras para nosotros en una preciosa forma escrita. Ellas siempre están ahí; no cambian, y nos invitan a leerlas y ser transformados.
La importancia de la alfabetización en la difusión del Evangelio es innegable. No podemos conocer la verdad si no podemos estudiarla, y no podemos estudiarla personalmente si no podemos leerla. Podemos decir con seguridad que la alfabetización contribuye grandemente a la capacidad de una iglesia para crecer y madurar.
“Porque la PALABRA de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón”. Heb. 4:12
“Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra”. 2 Tim. 3:16-17
“Lámpara es a mis pies tu PALABRA,
Y lumbrera a mi camino”. Sal. 119:105
“La exposición de tus PALABRAS alumbra;
Hace entender a los simples”. Sal. 119:130
En la plantación transcultural de iglesias, desarrollar un programa de alfabetización es a menudo un gran desafío. Muchas veces la lectura no se desea ni se valora porque no ha sido una parte importante de la vida y de la comunidad de las personas. Por lo tanto, el desafío no es solo desarrollar todo el material que se necesita sino también demostrar el beneficio de algo que nunca antes parecía ser necesario. Esto tiene que ver con una parte de nuestro trabajo que llamamos “pre-alfabetización”, pero no trataremos ese tema tan extenso aquí.
Mi dulce e increíble amiga Katie es una plantadora de iglesias aquí en México en la etnia nahuatl y tiene el privilegio de dirigir el programa de alfabetización de su equipo. Hace poco Katie me pidió que la ayudara con un pequeño proyecto de alfabetización que tenía en mente. Me preguntó si estaría dispuesta a hacer algunas ilustraciones sencillas para un libro que le gustaría escribir y añadir a la pequeña pero creciente biblioteca en el idioma nahuatl.
Una parte importante de un programa de alfabetización es tener opciones de cosas para que la gente lea cuando aprendan a hacerlo. No hay una biblioteca local para que las personas vayan y examinen miles de opciones; los misioneros tienen que desarrollar la biblioteca. Por lo general, los libros producidos para la alfabetización tienen ilustraciones sencillas en blanco y negro que ayudan a crear interés en el lector. Me encanta la forma en que Katie alfabetiza (y muchas otras cosas que hace ella 😊) porque es creativa y, cuando puede, ¡trata de incluir imágenes de colores en los libros! ¡Esto sorprende mucho a la gente y le encanta!
Así que este ha sido uno mis proyectos para estos días de cuarentena; con base en las ideas de Katie estoy dibujando, poco a poco, algunas ilustraciones sencillas para un libro que hará parte de la biblioteca nahuatl. El libro es acerca de un político famoso en la historia de México; es posible que hayas oído hablar de él, ¡se llamaba Benito Juárez¡ Benito comenzó su vida como un humilde indígena y a través de mucho trabajo y estudio en la escuela, ¡finalmente se convirtió en presidente del país! ¡Esperamos que este libro despierte el interés de muchos lectores nahuatl y que los ayude a seguir desarrollando habilidades de lectura que afecten directamente su capacidad y su deseo de leer la Palabra de Dios y de crecer en la fe!
Me encantaría pedirles que oren por las necesidades de alfabetización en todo el mundo. Esta es un área del trabajo que a menudo es increíblemente difícil y que a veces se pasa por alto. ¡Oren para que los misioneros tengan resistencia en esta área y para que el Señor les dé ideas creativas! Tal vez la próxima vez que tomes tu Biblia y leas fácilmente sus palabras de vida, el Señor te recuerde orar por la necesidad de buenos lectores entre los pueblos menos alcanzados de México y el mundo.
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