29 de octubre, 2019
Recientemente me despedí de la gente de Las Moras para partir y tomar una licencia. Pero antes de ir a Estados Unidos tuve que hacer un par de paradas; volé hasta la costa, luego tomé un autobús hasta la capital del estado para recoger mis documentos, luego regresé a la costa para tomar un avión hasta Chihuahua.
Allí me recogieron mis nuevos compañeros de trabajo favoritos (mi mamá y mi papá) y comencé a prepararme para pasar varias semanas desarrollando cartillas para el equipo guarijío. El trabajo con el equipo era el objetivo principal de mi tiempo en Chihuahua, pero me las arreglé para participar en una variedad de otras actividades divertidas en este mes.
Presenté el trabajo que se está llevando a cabo en la etnia nahuatl a los chicos de la escuela para hijos de misioneros, a los jóvenes adultos del instituto bíblico, en la reunión de damas, y en la iglesia local donde asisten mis nuevos compañeros de trabajo, la familia Husband.
Ayudé a mi padre con cosas de la escuela, tuve reuniones con el comité de consultores, y realicé un taller corto para las familias misioneras que actualmente están estudiando español. Recibí una capacitación muy necesaria en cuanto a cómo ayudar a nuestros misioneros con el aprendizaje de idiomas. Me reuní con viejos amigos y me puse al día con mis padres en cuanto a noticias, oyéndolos hablar sobre sus nuevos ministerios en el campo de México.
El mes ha estado lleno de actividades y ha pasado velozmente; dentro de unos días viajaré a la frontera y luego volaré a Nueva York, la primera parada de una larga lista de lugares que visitaré en este año.
Gracias por orar por mí durante mi tiempo de licencia; pidan al Señor descanso y rejuvenecimiento; pidan oportunidades para compartir y animar a otros con lo que Dios está haciendo en el pequeño rincón del mundo donde está nuestro equipo; y pidan que más obreros sean desafiados a trabajar en la Cosecha, ya sea en el país o en el extranjero.
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