9 de enero
En esta Navidad, mientras celebrábamos con los empleados de nuestra comunidad local, nos dimos cuenta que teníamos mucho por qué agradecer. Empezamos el 2015 con un tiempo de enseñanza diaria para presentar y explicar el trabajo que hacemos aquí en Papúa Nueva Guinea a los empleados locales, un trabajo del que ellos hacen parte pues laboran junto a nosotros todos los días. Luego oyeron la historia de la Palabra de Dios desde Génesis hasta Apocalipsis, y después de completarla, nos emocionó saber que algunos entendieron el Evangelio de la gracia por primera vez. Muchos de los nuevos creyentes siguen estudiando la Palabra de Dios en su hora de almuerzo dos días a la semana y ahora están escudriñando el libro de Hechos. ¡Qué bendición visitar a algunos de nuestros compañeros de trabajo y escuchar su entusiasmo mientras siguen aprendiendo de la Palabra de Dios!
Con tantos motivos para estar agradecidos y con el deseo de promover la unidad entre los trabajadores, tuvimos la primera fiesta de Navidad de todo el centro. Nos emocionó mucho traer a hombres y mujeres del departamento de seguridad, de la oficina de negocios, del departamento de abastecimiento, del departamento de mantenimiento y más para celebrar juntos el nacimiento de nuestro Salvador. Fue un gran momento para reconocer la parte que tiene cada uno en este gran trabajo de apoyar a los equipos que están sirviendo en aldeas remotas. Es bueno saber que todos entendemos nuestro propósito y tenemos mucho por qué agradecer en los trabajos que Dios nos ha dado.
Echa un vistazo a estas fotos de nuestra “Bikpela Kaikai”
Los preparativos comenzaron cuando las mujeres prepararon las verduras y el arroz y los hombres los plátanos….
Y calentaron un montón de piedras para cocinar el pollo en un hoyo grande…
Un estilo de cocina llamado “mumu seca”, en el cual los pollos son cortados en mitades, marinados, envueltos en papel aluminio y luego son puestos a cocinar sobre las piedras calientes.
Después de ser cubiertos con más piedras calientes, hojas de plátano y tierra, solo tomó media hora para que el pollo quedara cocido a la perfección y listo para ser servido con todo lo que las mujeres habían preparado en la cocina.
Fue un gran momento para el equipo, simplemente festejando y pasando tiempo juntos.
Después de la cena, se hizo un reconocimiento y se dio gracias a cada departamento por un año de servicio apoyando a los muchos equipos de plantación de iglesias que trabajan en las zonas remotas de este país.
Algunos de estos hombres y mujeres han trabajado fielmente por más de 20 años y era el momento perfecto para decirles “gracias por su servicio”.
Dios es muy fiel para facultar a cada uno de nosotros y estamos agradecidos de que todos tenemos parte en este gran equipo aquí en Papúa Nueva Guinea.