5 de enero
Tratando de equilibrar dos mundos
Para mí, la Navidad ha sido una de las temporadas más difíciles de balancear entre nuestros dos mundos. No sé por qué, pero ha sido el área donde me ha resultado difícil no aferrarme a mi mundo natal y acoger nuestro mundo anfitrión. Había tantos recuerdos envueltos en el día de Navidad que este día era de vital importancia para mí y era algo a lo que me aferraba con fuerza. En este año Joel [su esposo] me desafió a soltar eso. No me desafió a abandonar la idea de tradiciones o las tradiciones de nuestra tierra natal, sino a dejar el día de Navidad y hallar una nueva manera de vivir esas tradiciones al mismo tiempo que acogemos la gente y la cultura a la que Dios nos ha llamado. Así que en este año experimentamos y cambiamos nuestra manera de ver la Navidad, y por primera vez desde que estamos aquí siento que hemos hallado un equilibrio saludable de nuestros dos mundos.
Estas son algunas notas sobre cómo fue la Navidad para nosotros…
Todo comenzó el miércoles en la noche, cuando nos reunimos las mujeres para preparar la carne para la cena de Nochebuena de la iglesia. Empezamos el miércoles a cortar, limpiar y marinar un cerdo. A la mañana siguiente nos reunimos temprano para cocinar la carne en una olla a fin de que se asara rápidamente en la noche. Al mismo tiempo limpiamos, cortamos y sazonamos 20 pollos. Empezamos a las 8 am y terminamos aproximadamente a la 1 pm.
Cocinando carne y pollo
Esa noche nos dirigimos al sitio de reuniones para celebrar con nuestra iglesia el nacimiento de nuestro Salvador.
Joel y yo sacamos nuestros nuevos trajes para la celebración
Los niños y los jóvenes estuvieron trabajando juntos durante meses, haciendo los preparativos para esta celebración
Se presentó un drama
Todos los niños recitaron versículos
Yo hice la coreografía de la primera danza de los niños
Todos estuvieron increíbles
Un grupo de África Central cantó y danzó
Cada persona llevó una ofrenda
Y juntos adoramos a nuestro Rey
Terminamos la velada de la noche con regalos para los niños de la iglesia
¡Luego llegó la hora de comer!
Alrededor de las 9:30 compartimos juntos una comida. Realmente fue una noche larga, pero gloriosa.
Al día siguiente –Día de Navidad– despertamos temprano y comenzamos a cocinar. Aquí en Senegal, una de las tradiciones es compartir comida con los vecinos en cualquier día de fiesta que se celebre. Si recuerdas, en otros días de fiesta aquí a menudo hemos recibido comida de nuestros vecinos, así que ahora era nuestro turno de compartir comida con ellos. Este fue el primer año en que asumimos este reto, pero estoy feliz de haberlo hecho.
Asamos cinco pollos
Luego cocinamos diez libras de fideos finos y salsa para acompañar el pollo
Dividimos la comida en siete platos y la repartimos alrededor a nuestros vecinos. Fue una gran oportunidad para compartir con nuestros hijos que estábamos cambiando la mañana de Navidad para poder compartir esta celebración con la gente del vecindario.
Lo repartimos totalmente vestidos con lo más elegante
Luego cargamos el auto, recogimos a uno de nuestros vecinos y nos dirigimos a las familias de la aldea que nos hospedan para celebrar con ellas el día. Durante los primeros años que estuvimos aquí, convencía a nuestra familia anfitriona para que celebrara con nosotros el día después de la Navidad, pues no estaba dispuesta a renunciar a mi día de Navidad. Sin embargo, en este año estábamos listos para estar allí en este día tan importante, justo al lado de ellos.
Visitamos a las personas que conocemos de la aldea
Y comimos lado a lado con nuestra familia
Los chicos encontraron varas
Y jugaron con los otros niños
Regresamos a casa tarde y cansados, pero muy felices de haber pasado este día con nuestra familia y nuestros vecinos.
El 26 fue nuestro día juntos como familia
Tuvimos regalos especiales que nos enviaron desde Estados Unidos
Mi mamá había enviado galletas, queso y otras golosinas especiales que disfrutamos juntos.
Sin embargo, disfrutamos sobre todo el día en casa
Disfrutando de un descanso y celebrando juntos como familia
Nos regocijamos –¡porque el Salvador ha llegado! ¡Feliz Navidad!