Cuando Él aparece
Bueno, me gustaría decir que esta es una semana que no quiero volver a repetir, pero en medio de esta oscuridad, confusión y dolor, la luz, la paz y el amor de nuestro Padre Soberano ha florecido en mi alma… no cambiaría eso por toda la comodidad, la salud o la seguridad del mundo. Esta semana pasada ha sido muy difícil para nuestros amigos, para nosotros, y para nuestra organización. El mejor lugar para comenzar es en el principio, así que tengan paciencia conmigo porque esta será la historia más larga que alguna vez haya publicado aquí.
Hace tres años, conocimos una familia en el centro de capacitación misionera en Missouri que también estaba en camino a Papúa Nueva Guinea como una familia de piloto. A Brent y a Jon los unió inmediatamente su pasión por la aviación y por llevar el Evangelio hasta los fines de la tierra. A lo largo de los últimos tres años, nuestras vidas se han cruzado con esta familia en varias ocasiones, incluyendo una semana en la que nos quedamos con ellos en un apartamento de tres alcobas y un baño (¿También mencioné que tienen tres hijos?). En fin, ellos llegaron aquí, a PNG, aproximadamente tres meses antes que nosotros, y estábamos muy entusiasmados de comenzar juntos este ministerio de toda la vida, transportando en avión a nuestros misioneros de la selva, llevándolos a y sacándolos de sus sitios tribales remotos. Llegamos aquí, al campo misionero, y ya teníamos “familia”; amigos que podían servir como una fuente de aliento mutuo, un recordatorio de lo que es realmente importante cuando las cosas se ponen difíciles, y un bálsamo para la soledad que inevitablemente golpea a veces. Su confianza inquebrantable en la bondad de Dios, su hábito de animar a las personas de su alrededor, y su dulce dinámica familiar que siempre nos desafía a “esforzarnos más”, nos hizo sentir verdaderamente bendecidos de conocer a esta familia. Conoce a Jon y a Adie Leedahl.
Si bien esto detalla algo de nuestra historia personal con ellos, me gustaría compartir un poco acerca de la labor que ellos desempeñaban en nuestra organización. NTMA (New Tribes Mission Aviation) ha atravesado un tiempo difícil durante los últimos años. Especialmente en PNG, donde varias familias han tenido que salir del campo recientemente, y los costos de operación han hecho que este ministerio sea difícil de pagar para los plantadores de iglesias. Entre tanto, el Kodiak entra en la escena, un nuevo avión diseñado especialmente para la aviación misionera. Puede transportar más pasajeros y suministros y todavía aterrizar en esas pistas cortas y torcidas, esencialmente por el mismo costo que el Cessna 206, el cual es más pequeño y menos eficiente. ¿El único problema? NTMA no tiene uno y no tenemos pilotos certificados para enseñar a otros pilotos cómo volar en ellos. Así que como organización empezamos a orar y a confiar en que Dios proveería una manera para que NTMA operara con Kodiaks en PNG, para que nuestros plantadores de iglesias pudieran seguir recibiendo apoyo de vuelos asequible en sus sitios distantes.
La amplia experiencia de Jon en la aviación lo convertía en el candidato perfecto para poner en marcha este nuevo programa de vuelos con los Kodiaks. Otra organización misionera aquí en PNG aceptó entrenarlo en uno de sus Kodiaks para que después él pudiera venir a entrenar nuevos pilotos de NTMA como Brent. Por lo tanto, los Leedahl llegaron al campo en marzo para comenzar el entrenamiento, a pesar de que NTMA NO tenía ningún Kodiak. Fue un gran paso de fe, no sólo para ellos sino para NTMA. Desde entonces, por nada menos que un milagro de Dios, DOS Kodiaks han sido donados para el campo misionero de PNG. Esto no es poca cosa –nosotros también llegamos al campo misionero sin ninguna otra garantía clara que la dirección de Dios, que aquí habría un avión para que lo Brent pilotara. Junto con los Leedahl, suspiramos con alivio y gritamos de alegría cuando nos enteramos de la donación de estos aviones. Era una confirmación de que la mano del Señor estaba en este programa, y aun más específicamente, en nuestras propias vidas y ministerios, validando los pasos de fe que todos nosotros habíamos dado en el último año.
A pesar de que los Leedahl estaban viviendo por el momento en la base de otra organización, los veíamos una vez al mes (ellos estrenaron nuestros cuartos de huéspedes) y hablábamos frecuentemente de cómo se verían dentro de pocos meses cuando ellos llegaran a vivir aquí permanentemente. Brent y Jon también tuvieron varias conversaciones en cuanto a cómo sería volar aquí en PNG, realizando sueños de toda la vida juntos (Adie y yo nos esfumábamos cuando comenzaba la conversación técnica =)). Considerando toda esta historia, sobre todo con NTMA en toda su extensión, se puede entender cuando digo que si alguien debía tener protección divina de su vida era Jon Leedahl. Sin él, toda la provisión milagrosa de Dios sería nula, y ciertamente ¡Dios no permitiría eso!
¿Pero quién puede conocer la mente de Dios y quién le ha dado consejo? Yo no, ni Jon, ni el liderazgo de NTMA. Porque hace una semana, recibimos una llamada diciendo que Jon había tenido un accidente en motocicleta cuando volvía a su casa del trabajo. ¡¿QUÉ?! Bueno, al principio, esta respuesta no tenía nada que ver en absoluto con NTMA y todos los milagros y todas las certezas que habíamos supuesto de estos milagros. Al comienzo, nuestros corazones se abatieron porque nuestro amigo, nuestro hermano, estaba gravemente herido. Pasamos toda la primera noche orando y llamando periódicamente (recuerda que ellos estaban viviendo en la base de otra organización), mientras Adie esperaba a que llegara la mañana para que pudieran llevar de emergencia a su esposo a Australia (irónicamente ésta es una de las funciones cruciales que Jon y Brent estarían cumpliendo para NTM con los Kodiaks). En un momento estuvimos rogando al Señor que guardara su vida porque la pérdida de sangre la estaba poniendo en riesgo. A través de una serie de donantes de sangre, el Señor sostuvo la vida de Jon hasta que pudieron llegar al hospital de Cairns casi 18 horas después del accidente.
Ahora, no estamos hablando de nosotros, pero permíteme meter la cucharada para decir que una de las cosas más difíciles cuando un ser amado está pasando por algo así, es la incapacidad para hacer algo, aparte de orar. Esa primera noche, mientras Jon permanecía en PNG luchando por su vida debido a que las clínicas de aquí no están equipadas para manejar unas heridas de esta magnitud, fue una de las noches más largas de nuestra vida. Lo único que podíamos hacer era orar, y yo me sentía muy frustrada porque todo lo que podía hacer era orar. “Pero Señor, nosotros haríamos cualquier cosa por ellos. Yo tengo el mismo tipo de sangre, podría donar. Queremos a sus niños, podríamos cuidarlos. Todavía tenemos visas para Australia, podríamos ir con ellos allí”…pero a cada paso, el Señor tenía otras personas en el lugar que suplían mejor estas necesidades. Entonces nos pusimos a orar… ¡pero fue a orar! ¿Desde cuándo hablar con el Creador del universo, el Creador del cuerpo destrozado de Jon, se había convertido en un “todo lo que podemos hacer”? No sé, pero esto me enseñó algo, algo grande y que humilla, en cuanto a mi visión deformada de la oración. Señor, ayúdame.
En fin, los detalles se vuelven menos importantes a medida que avanza la historia, pero al final, los médicos de Cairns tuvieron que amputar la pierna derecha de Jon a la altura del muslo, y su rodilla y su pie izquierdos han sufrido varias roturas de ligamentos y fracturas de huesos. En un día común, durante un evento ordinario (ir del trabajo a la casa) que debía haberse olvidado tan pronto como sucedió, las vidas de nuestros amigos cambiaron de curso por el resto de su tiempo aquí en la Tierra. No sólo porque un conductor no pudo permanecer en su lado de la carretera, sino porque Dios, el Hacedor de milagros, el Orquestador de todas las cosas, permitió que esto pasara.
Al principio, lamentamos y no lo podíamos creer. Esto no pasó realmente, ¿verdad? Nuestros corazones duelen, están apesadumbrados por el dolor, pero sólo estamos imaginando, ¿verdad? La próxima semana vendrán a quedarse en nuestra casa otra vez, como habíamos planeado la semana pasada, y hablaremos durante toda la noche y lo lamentaremos a la mañana siguiente cuando tengamos a seis niños corriendo por todas partes y nosotros los adultos a duras penas podamos tener los ojos abiertos. Y el próximo año, cuando vengan aquí, Jon y Brent conducirán juntos hasta el aeropuerto cada mañana y hablarán acerca de su próximo vuelo y luego, al final del día, vendrán a casa y seguirán hablando de su vuelo, a tal punto que llamaré a Adie y le diré: “¿Por qué no traes a los niños para la cena porque los hombres están ocupados en lo mismo otra vez y no podrás ver a tu esposo de otra manera?”. Y luego nos sentaremos a la mesa sonriendo la una a la otra mientras “los hombres” hablan de cosas que no entendemos. Esto va a pasar todavía, ¿verdad?… ¿Verdad, Dios? Um, Dios, ¿estás ahí?
Pero entonces, aquí es donde ocurre la cosa realmente chévere. Aquí es donde la cosa, ese algo que hace que todo valga la pena, sucede. DIOS LLEGA. ¡Él aparece! En el centro de tu corazón, en lo más profundo de tu alma, en el valle de tu espíritu, ¡Él aparece! Y susurra, muy suavemente: “Yo estoy aquí. Siempre he estado aquí. A veces se hace necesaria cierta oscuridad en la vida para poder ver mi luz. Cierta incertidumbre y confusión, y aun temor, en la vida para poder sentir mi paz. Es necesario que caigas de rodillas y respires con dificultad para que puedas sentir que te amo… Y se hace necesaria cierta impotencia, una incapacidad total, para que SEPAS QUE YO SOY CONFIABLE”. Y esto, mis amigos, es lo que hace que todo valga la pena. Cuando Dios llega a tu encuentro en las profundidades –en aquellas escalofriantes y dolorosas profundidades– algo cambia en cómo ves la vida, cómo te ves a ti mismo, y cómo lo ves a Él. Porque de repente, no acabas de leer acerca de cómo es Él como Padre y cómo se preocupa por Su pueblo como un Pastor que cuida de sus pequeños corderos, sino que lo has experimentado, lo has sentido y lo has sabido. Y de repente todo está bien… quiero decir, no está bien; no absolutamente bien. Aquí ha sucedido algo muy grande y nuestros amigos se encuentran en el comienzo de algo bastante difícil, pero está bien porque Dios, el grande e inmutable YO SOY, ha llegado y derramado luz, paz y amor en sus almas de un modo muy íntimo.
Adie, mi querida y dulce amiga, la que siempre me hace reír, ha escrito en su blog que cuando ella fue ante el Señor y le preguntó lo que todos nosotros preguntaríamos: “¡¿POR QUÉ?!” Dios le dijo: “Tengo un GRAN plan”. Esto no me dice mucho, pero me dice que en la misma manera que Dios ha estado viniendo a mi encuentro en esta oscuridad, ha estado haciendo lo mismo con ella y con Jon. Pero ¡por supuesto que lo hará! Ella y Jon son Sus hijos, Su rebaño, Su Esposa, y si Él me ama lo suficiente para venir a mi encuentro en esto –a la pobrecita de mí cuyo único trabajo es orar –entonces, desde luego, será amoroso y sustentará y consolará a mis amigos que están en medio de esta tormenta.
Y esto también es un recordatorio de lo que es realmente importante. Hermanos y hermanas, recuerden –recuerden sin tener que pasar por la conmoción y el dolor –que no se trata de esta vida. ¡No lo es! La estratagema más exitosa de Satanás es distraernos con qué color pintar nuestras paredes, qué carro debemos comprar, con qué clase de comida debemos alimentar a nuestros hijos… a cuál grupo pequeño debemos unirnos. Pero esta no es la razón por la que la Esposa de Cristo aún está en la Tierra. Estamos aquí para guiar a todas las personas al úNICO. Al único que nos hizo, Aquel que murió por nosotros, y al único que ansiosamente espera que lleguemos al Hogar, para que podamos estar unidos con Él para siempre. Quizá Jon no pueda pilotar un avión en PNG, pero hace mucho tiempo Dios puso en su corazón que llevar Su nombre hasta los fines de la tierra es el trabajo más importante que cualquiera de nosotros pueda tener. Y ¿adivinen qué? No se necesitan dos piernas para hacer eso. Y hay otra cosa: Él y Adie, en sus actitudes hacia esta tragedia y todas sus implicaciones, ya están guiando hacia Cristo. Ya son un poderoso testimonio de que Dios es real, es amoroso y es confiable.
Ya me voy a bajar del púlpito pero, por favor, si has llegado hasta este punto de la lectura, ora por los Leedahl. Ora para que Dios siga llegando a su encuentro en su valle, y para que Él derrame paz, consuelo y esperanza en sus corazones. Ora por la sanación de la otra pierna de Jon para que pueda andar nuevamente. Ora por la salud emocional de ellos a medida que tratan estos eventos. Ora por sus dulces, dulces niños, que puedan traer esperanza y alegría a sus padres en este tiempo. Ora por mi querida amiga Adie: de todas las mujeres que conozco, esta hermosa y pequeña dama tiene la paciencia, la gracia y el amor dados por Dios para sostener a su familia en un tiempo como este.
En segundo lugar, ora por el programa de vuelos aquí en PNG. Hay muchas decisiones que deben ser tomadas y muchas cosas en las que debemos confiar en Dios para que sean hechas. Ora para que el liderazgo tenga sabiduría y el resto de nosotros tenga fe, sabiendo que nuestro buen Dios tiene un plan… un GRAN plan.