¿Alguna vez te has detenido a pensar cómo sería no tener la Palabra de Dios escrita en tu propio idioma? Hasta este verano, ése era el caso de la gente palawana.
Hay una historia en el pueblo palawano de un anciano llamado Erot —cuyo nombre significaba “Guía”. Una noche, antes que la Segunda Guerra Mundial llegara a Filipinas, Erot se sentó con sus hijos y algunos otros jóvenes de la aldea.
“Tengo algo importante que decirles”, les dijo. “Un día un estadounidense vendrá a ustedes trayendo un libro con él. Cuando venga, ustedes deben creer lo que él enseña, porque el libro del cual él enseñará habla del Dios verdadero, y cómo tener vida eterna”.
Pasaron casi 40 años. La profecía del anciano se quedó en la mente del clan, todavía sin cumplirse, hasta que los misioneros Bill y Donna Davis llegaron a vivir entre ellos. Ellos comenzaron a enseñar de un libro que ellos afirmaban era la Palabra de Dios.
¿Podrá éste ser aquel de quien mi padre Erot habló? se preguntaba Inting. Ella tenía que averiguarlo. Y sólo había una manera de saberlo con certeza. Le pidió a su esposo una y otra vez que fuera a escuchar lo que el estadounidense con el libro tenía que decir.
Aunque renuente, Putek finalmente fue. Él oyó y su entendimiento se abrió. La conciencia de Putek se iluminó: ¡Esto es lo que Erot nos dijo que esperáramos! Esta es la historia verdadera del Dios verdadero.
Él oyó y creyó. Luego sintió muchos deseos de correr a su casa y contarle a su esposa. Qué gozo cuando ella escuchó y también creyó.
Pasaron más años. La iglesia palawana creció, pero sin la Palabra de Dios escrita en la lengua de ellos, todavía eran como niños recién nacidos, dependientes de sus padres espirituales para la verdad.
Luego, en junio de este año, todo eso cambió. Después de años de dedicada labor, Bill y Donna Davis terminaron de traducir el Nuevo Testamento en idioma palawano. Fue revisado, imprimido y quedó listo para ponerlo en las manos de los creyentes. Qué dichosa celebración se llevó a cabo cuando los creyentes palawanos recibieron por primera vez la Palabra de Dios en su propia lengua.
“Este libro es un tesoro para nosotros que vale más que oro o dinero”, dijo Abil, uno de los líderes de la iglesia, mientras sostenía en su mano el Nuevo Testamento en idioma palawano. “Estamos muy agradecidos con nuestro tío blanco que Dios nos envió para traernos la Palabra de Dios en nuestra propia lengua, por lo que ahora podemos leerla y entenderla por nosotros mismos”, continuó él mientras se secaba las lágrimas de sus ojos. “Ahora que tenemos la Palabra de Dios somos responsables de ser fieles para estudiarla y obedecerla”.
Ora por la iglesia palawana para que haga exatamente eso: ser fiel para estudiar y obedecer la Palabra de Dios.