Mike y Cher Riepma se dirigieron recientemente a su país, Estados Unidos, para pasar un breve y precioso tiempo al lado de sus familias. Debían conocer a un pequeño nieto antes que los padres de éste salieran para una asignación de ministerio en la región del Pacífico Asiático. También una hija se iba a graduar en una escuela de enfermería, y tenían la prioridad de pasar tiempo con un padre que ya tiene muchos años.
Los días pasaron volando y pronto llegó el momento de viajar miles de kilómetros para regresar a su ministerio con la gente ese ejja en un sitio que parece de otro mundo, comparado con su país de origen. Ellos tuvieron que tomar cinco vuelos y un viaje muy largo en motocicleta para volver a su “hogar” de ministerio. Y Mike dice que dejar las gélidas temperaturas de Michigan para volver a una zona templada produce cambios enormes y abruptos en sus vidas.
“Estoy pasmado por la forma tan rápida en que mi rutina diaria ha cambiado”, comenta Mike. “He pasado de limpiar nieve con pala a cortar césped, de raspar la nieve de los parabrisas a afilar las hojas de los cortacéspedes, de conducir a través de niebla espesa a conducir en medio de aguaceros, de vivir en un frío que bate récords a vivir en inundaciones sin precedentes a lo largo de nuestro río”.
Mike dice que también hay un contraste muy grande cuando se trata de hacer compras. La diminuta tienda de su aldea escasamente tiene tres anaqueles de surtido —nada parecido a tener cerca un Walmart.
En Michigan, observa él, uno podría esperar ver una ocasional araña solitaria en el desaguadero de la ducha. Pero ahora, de nuevo entre la gente ese ejja, ellos experimentan “una batalla constante con hormigas, cucarachas, abejas, murciélagos y ratas”.
Mike y Cher ahora oyen la radio en lugar de ver TV, y han cambiado las duchas con agua caliente por baños con agua lluvia fuera de la casa. Ahora, en lugar de estar rodeados por familiares, sólo son ellos dos. Para vivir donde ellos están, observa Mike, “obviamente uno tiene que hacer ajustes”.
¿Qué compele dichos ajustes –frecuentemente hasta privaciones? ¿Qué motiva los sacrificios? ¿Por qué dos personas se sienten constreñidas a dejar atrás generaciones de seres amados y ambientes confortables y conocidos por vivir en un lugar remoto lleno de cambios, retos y criaturas rastreras?
Es ver la necesidad y ver obrar a Dios en esa necesidad lo que motiva a Mike y a Cher a hacer lo que hacen. Mike dice que aunque es difícil separarse de la comunión de una iglesia donde sus almas eran alimentadas “a través de una enseñanza bíblica y una comunión fabulosas”, para regresar a su sitio de ministerio, ellos sienten fuertemente “la batalla constante por la verdad en una cultura animista donde hay muchas fortalezas satánicas”.
Las adversidades son tangibles y frecuentes. Ahora mismo los ríos tienen una altura récord debido a las lluvias intensas de las recientes semanas. Los pueblos ribereños se han inundado y la gente ha perdido cosechas, huertos y aun casas. Las carreteras de acceso están cubiertas de agua; la ayuda humanitaria llega con lentitud. Recientemente, mientras Mike y Cher estaban en una reunión de la iglesia, alguien se metió en su casa y hurtó dinero.
El ministerio allí, admite Mike, ciertamente no es fácil. Se necesita oración.
“Pedimos oración”, informa él. La inundación local ha creado una “situación espantosa”. Ora para que la gente ese ejja, en medio de los infortunios y la pérdida, “reflexione sobre su vida y sea atraída al Señor, y para que el pueblo de Dios sea una tremenda bendición para aquellos que están necesitados. …Ora para que Cher y yo podamos rápidamente adaptarnos de nuevo a nuestra vida aquí y sigamos adelante en la obra”.
Él observa que aun las inundaciones han traído algunas bendiciones ocultas. “Yo fui grandemente animado al oír de unos creyentes que tienen muy poco y que estaban ayudando a otros que estaban en peores condiciones”, comenta Mike.
¿Te detendrías ahora mismo y orarías por Mike y por Cher mientras ellos siguen la guía de Dios para compartir el amor de Jesús con la gente ese ejja?