Después de años de oración y preparación, Elijah y Moira Hall y sus cinco hijos están encantados de comenzar su ministerio con la gente mbya.
Los Hall se mudaron en enero. Como vivienda temporal han alquilado una antigua ferretería en un pueblo pequeño que queda a unos 22 kilómetros de la aldea mbya donde finalmente piensan vivir.
Su casa actual está dividida con sus coobreros, la familia Reyes, y originalmente consistía de tres cuartos y no tenía un sistema de tubería interior. “Elijah se puso a trabajar enseguida y afortunadamente… ya tenemos cocina, baño e instalaciones para lavar”, informa Moira.
La mayoría de los habitantes del pequeño pueblo son personas de otros países que han sido reinstaladas. Moira explica: “Estamos oyendo mucho portugués, español, guaraní e incluso algo de alemán. Estamos reuniéndonos con un grupo de creyentes evangélicos que nos han recibido”.
Para Moira y sus hijos fue interesante ver, por primera vez, la tierra que será su futuro hogar. Si la carretera está en las mejores condiciones para conducir, el sitio queda a unos 40 minutos del pueblo en auto. “En nuestra primera visita allí, divisamos una serpiente pitón joven de 1,22 m en el bambú de la ribera del arroyo”, anota Moira.
Ya se han pedido materiales de construcción para edificar casas para las familias Hall y Reyes. “El plan es vaciar las columnas para la casa de los Reyes primero y luego para la nuestra”. Después de eso, las armazones serán levantadas en el mismo orden, explica Moira. Ellos esperan estar instalados en sus casas en el invierno (el cual comienza allí en junio). “Es mucho trabajo para dos hombres, especialmente bajo un calor que llega a los 37.7 grados casi todos los días”.
Moira dice que Elisha, su hijo de 9 años de edad, trabaja duro para terminar sus tareas escolares de la semana en tres días, a fin de poder ir con los hombres a ayudarles. “Él está emocionado de tener parte en lo que está sucediendo”, comparte ella.
Mientras trabajan en su construcción, los Hall ven a la gente mbya “caminando descalza… sobre estrechos senderos tortuosos a través de cultivos de soja; las mujeres cargando bebés en cabestrillos, hombres con machetes, y niños pequeños detrás de ellos”.
Muchas preguntas llenan las mentes de Elijah y Moira mientras contemplan el futuro y comienzan a fomentar amistades y a invertir sus vidas en la gente mbya. Moira cita el Salmo 67:1-2: “Dios tenga misericordia de nosotros, y nos bendiga; haga resplandecer su rostro sobre nosotros; Selah Para que sea conocido en la tierra tu camino, en todas las naciones tu salvación”.
Desde el año 2007, Elijah y Moira han estado orando y preparándose para este ministerio que Dios les ha dado y, a pesar de todas las incertidumbres, están emocionados y felices de finalmente estar allí, listos para comenzar. “Una cosa es segura”, observa Moira, “el Dios que creó a la gente mbya y a nosotros, se ha acercado en Su gracia a toda la humanidad y ése es el mensaje que anhelamos compartir con ellos”.
Dentro de poco tiempo, Moira espera que serán vecinos y podrán vivir la gracia de Dios ante la gente mbya, en maneras que demuestren poderosamente el amor de Dios por ellos.