La aldea estaba paralizada por el temor. Una niña de ocho años de edad había muerto y todos estaban buscando un culpable. Ellos estaban seguros de que era debido a la hechicería pero no sabían quién le había hecho la maldición a la niña.
El misionero Elijah Hall acababa de llegar y preguntó qué sucedía.
“Oh, es una acusación muy grave”, respondió el misionero de la tribu. “Si ellos piensan que hay suficiente evidencia, la persona podría ser ejecutada. Usualmente la persona que ellos culpan es vieja o es una mujer, alguien que no puede hacer mucho para defenderse”.
En medio de este ambiente de tinieblas y sospechas, el jefe de la aldea se puso del lado de la verdad. Él es cristiano y uno de los ancianos de la iglesia. Este hombre de edad, pequeño y un poco fornido está llevando a los creyentes a una nueva conciencia del poder de Cristo.
“Siempre me asombra la forma en que el Señor le da tanta sabiduría a este hombre para tratar estas situaciones. En primer lugar él preguntará si la niña fue llevada al médico, y qué resultados arrojó la necropsia, y luego dirá a los demás que no tenemos pruebas de que haya sido hechicería”, le dijo el misionero a Elijah.
“Qué cosas maravillosas está haciendo el Señor en las vidas de las personas de este lugar”, comentó Elijah. “Hay una iglesia que se aglomera todos los domingos, cinco ancianos que pastorean el rebaño, y un salón lleno de materiales para los creyentes que enseñan a sus vecinos, una vez a la semana, a leer y escribir y comparten la verdad con ellos desde el principio hasta el final de las Escrituras”.
Alaben a Dios con nosotros por este creyente valiente que está parado en la brecha contra aquellos que están involucrados en la práctica de la hechicería y aquellos que tienen temor de los resultados. La gente está creciendo en su conocimiento del Señor, pero oren para que tengan el valor de testificar de la gracia salvadora de Dios a aquellos que todavía están en las garras de Satanás.