Trece estudiantes colombianos se están capacitando para plantar iglesias entre los grupos étnicos no alcanzados.
“Los estudiantes tienen un gran deseo de servir al Señor y están creciendo espiritualmente todos los días”, informó Hans Frank. “Fue muy bello escuchar los testimonios de estos hermanos y verles compartir algo de sus vidas. Todos tienen diferentes historias, pero la gracia de Dios siempre es abundante”.
Este es el testimonio de uno de ellos, Andrés Maldonado:
últimamente he aprendido muchas cosas que no sabía, son nuevas para mí. Me siento como un niño en el Evangelio y tengo muchas preguntas.
Al comienzo yo me enojaba con la gente que me hablaba del Evangelio porque me sentía engañado y defraudado. Durante mucho tiempo creí todos esos falsos argumentos y razonamientos que no llevan a ninguna parte, siempre estaba luchando por mi salvación en mis propias fuerzas y siempre terminaba en el mismo lugar.
Esta situación desalentadora se prologó durante muchos años, y muchas veces me aparté del camino del Señor, pero volvía suplicando a Dios misericordia y perdón. Y luego todo comenzaba de nuevo.
Los años han pasado y por la voluntad de Dios estoy aquí en el Instituto Misionero, confrontando todo aquello que aprendí desde niño, y aprendiendo la verdad de lo que Dios dice en Su Palabra. Estoy dándome cuenta de la fragilidad de esa situación que viví. No conocía al Dios verdadero, y lo más importante de todo, lo que Jesucristo hizo por toda la raza humana.
Nada ni nadie puede separarnos de semejante amor tan grande que Él mostró por mí en la cruz, y todo quedó cumplido allí en ese lugar, y lo único que se necesita es creer y confiar en Jesucristo, el Hijo de Dios.
Estoy agradecido con Dios por permitirme estar aquí con mi familia, aprendiendo la verdad desde el comienzo de la Biblia. Me siento como un bebé que aún está bebiendo la leche materna, y a veces el alimento que nos dan aquí es denso y difícil de digerir, pero la misericordia del Señor es eterna y Él obra en maneras que a veces no puedo comprender.
Aunque yo puedo ser terco, Él siempre es un caballero y está allí, dándonos buenas cosas. Estoy aprendiendo y recibiendo aquí el alimento que mi alma insatisfecha jamás había recibido.
Por favor, oren para que los estudiantes aprendan y crezcan en el Señor, a fin de que puedan ser lo que Dios quiere que ellos sean.