La gente dao no marca el tiempo como nosotros en Occidente. La mayoría de ellos no sabe su edad o qué hora del día es. No tienen relojes o la parafernalia que nosotros empleamos para marcar el tiempo.
Otra diferencia que los misioneros Scott y Jennie Phillips han notado es que sus chicas jóvenes son dadas en matrimonio a una edad muy temprana, aunque nadie puede decir a ciencia cierta a qué edad.
Recientemente, una joven llamada Paipedeo fue entregada a un hombre llamado Pisangkaba. Hubo algo diferente en esta ceremonia. Es la primera vez que los hombres de la aldea se han puesto de pie y han gritado retos espirituales al novio.
“Paipadeo no es una chica dao común”, gritó Paatoma. “Y debes tener cuidado de cómo la trates y de lo que le digas”, pronunció Paatoma con una voz fuerte mientras miraba a Pisangkaba directo a los ojos. “Ella es una mujer que se ha convertido en hija del Creador. Ella ha aprendido a leer y escribir y lee el Libro de Dios todos los días porque sabe que es alimento para el alma”.
Luego el padre de la novia, Apiyaawogi, habló al joven novio: “Otras creyentes jóvenes de la aldea también han sido dadas en matrimonio en tiempos recientes, y cuando fueron llevadas a otras aldeas, sus esposos, después de verlas leyendo el Libro de Dios a diario, se enojaron porque ellos aún no habían recibido enseñanza en sus aldeas y no comprendían todavía de qué trataban esos libros exactamente. Nosotros escuchamos que ellos tomaron los libros y los arrojaron al fuego mientras gritaban: ‘¿Qué haces gastando todo tu tiempo en mirar ese libro? ¡Téjeme una nueva bolsa! ¡Cocíname una batata!’”.
Otro creyente le dijo a Pisangkaba que debería escuchar a su esposa cuando ella leyera las Escrituras y que debería cantar con ella cuando ella adorara al Señor.
Después de que los varones creyentes terminaron las recomendaciones, muchos creyentes se reunieron en torno a la pareja y oraron por ellos, encomendando su matrimonio al Creador.
Paipadeo muy probablemente será la única creyente de la aldea a donde vaya a vivir. Oremos para que ella continúe leyendo fielmente la Palabra de Dios y para que sea ejemplo de una fe viva para su esposo y para las demás personas de la aldea.
Otra diferencia que los misioneros Scott y Jennie Phillips han notado es que sus chicas jóvenes son dadas en matrimonio a una edad muy temprana, aunque nadie puede decir a ciencia cierta a qué edad.
Recientemente, una joven llamada Paipedeo fue entregada a un hombre llamado Pisangkaba. Hubo algo diferente en esta ceremonia. Es la primera vez que los hombres de la aldea se han puesto de pie y han gritado retos espirituales al novio.
“Paipadeo no es una chica dao común”, gritó Paatoma. “Y debes tener cuidado de cómo la trates y de lo que le digas”, pronunció Paatoma con una voz fuerte mientras miraba a Pisangkaba directo a los ojos. “Ella es una mujer que se ha convertido en hija del Creador. Ella ha aprendido a leer y escribir y lee el Libro de Dios todos los días porque sabe que es alimento para el alma”.
Luego el padre de la novia, Apiyaawogi, habló al joven novio: “Otras creyentes jóvenes de la aldea también han sido dadas en matrimonio en tiempos recientes, y cuando fueron llevadas a otras aldeas, sus esposos, después de verlas leyendo el Libro de Dios a diario, se enojaron porque ellos aún no habían recibido enseñanza en sus aldeas y no comprendían todavía de qué trataban esos libros exactamente. Nosotros escuchamos que ellos tomaron los libros y los arrojaron al fuego mientras gritaban: ‘¿Qué haces gastando todo tu tiempo en mirar ese libro? ¡Téjeme una nueva bolsa! ¡Cocíname una batata!’”.
Otro creyente le dijo a Pisangkaba que debería escuchar a su esposa cuando ella leyera las Escrituras y que debería cantar con ella cuando ella adorara al Señor.
Después de que los varones creyentes terminaron las recomendaciones, muchos creyentes se reunieron en torno a la pareja y oraron por ellos, encomendando su matrimonio al Creador.
Paipadeo muy probablemente será la única creyente de la aldea a donde vaya a vivir. Oremos para que ella continúe leyendo fielmente la Palabra de Dios y para que sea ejemplo de una fe viva para su esposo y para las demás personas de la aldea.