
Octavio, un hombre Tepehuán
La gente se mecía al ritmo de la música, levantando las manos en señal de adoración. Luego, el pastor comenzó a hablar sobre una vida recta. Se oían exclamaciones de “amén” mientras él enunciaba cada nuevo pensamiento.
Después del servicio, las personas se marcharon, contentas de saber que estaban haciendo lo correcto y viviendo de acuerdo a sus principios cristianos.
A primera vista, este grupo tribal compuesto por muchas aldeas en un país lejano, parece estar totalmente evangelizado, pero cuando se les pregunta a los individuos, muchos explican que, debido a que pertenecen a la tribu, todos son cristianos. Estas personas adoptaron una forma de vida cristiana, pero nunca acogieron a Cristo como su Salvador. La “cultura cristiana” ha reemplazado en muchas áreas su estilo de vida animista, pero la cosmovisión animista subyacente sigue ahí –disimulada por los dogmas cristianos que adoptaron.
Tienen una forma de evangelio con normas y costumbres, pero no comprenden al Dios de la Biblia ni a Jesucristo. Nunca se les ha enseñado la Biblia de manera sistemática y cronológica, por consiguiente, no comprenden que el plan de Dios para la salvación del hombre comenzó antes de la fundación del mundo y se completó con la muerte, sepultura y resurrección de Cristo.
Los pastores son posiblemente los más confundidos, ya que tienen algunas de las respuestas correctas pero una confusión total en cuanto a Dios, la Biblia y la gracia. Tienen una concepción muy legalista del cristianismo y han cubierto su cosmovisión animista con un manto religioso –otro conjunto de reglas para apaciguar a un poder supremo.
Los misioneros de New Tribes visitaron recientemente esta tribu en lo que apodaron “los valles perdidos ” debido a la lejanía y la dificultad para llegar allí. Evaluaron la necesidad de un equipo de plantación de iglesias y conversaron con algunos de los pastores.
En una aldea, un pastor que se daba cuenta de que faltaba algo, les dijo: “Realmente queremos que ustedes vuelvan y vivan con nosotros. Tenemos este edificio de la iglesia, pero la verdad es que seguimos viviendo en tinieblas, aferrados a nuestras viejas tradiciones”.
Con una clara invitación a ir y enseñar fundamentos bíblicos, los misioneros esperan comenzar pronto un esfuerzo de plantación de iglesias allí. Se proponen estudiar no solo la “cultura cristiana” actual, sino también las creencias profundamente arraigadas de la cosmovisión original de la gente. Cuando comprendan a fondo la cultura y el idioma de la gente, comenzarán a enseñar la Biblia desde la Creación hasta Cristo, construyendo principio sobre principio para que la gente entienda la salvación por gracia. Luego discipularán a los creyentes para ayudarlos a entender la libertad que tienen en Cristo.
Aunque esta tribu parece ser un ejemplo paradigmático de la incomprensión de la salvación por gracia, hay muchas personas en todo el mundo que aceptan las mismas falsedades.
En otra tribu remota, reina la confusión mientras la gente intenta lidiar con sus pecados.
Un cerdo se quedó inmóvil cuando una lanza lo atravesó y la sangre comenzó a brotar. Mientras sangraba y moría, el río se tornó rosado y la multitud gritaba: “Lávense, lávense”, instando a la joven madre soltera y a su hija ilegítima a lavar sus pecados y la vergüenza en las aguas teñidas de sangre.
La gente, aún atrapada en sus antiguas creencias y sujeta a las leyes del mundo espiritual, creía que la sangre de un cerdo lavaría los pecados. La mezcla de creencias –conocida como sincretismo— era dolorosamente evidente, ya que se ofrecían oraciones a Jesús junto con los conjuros del brujo a los espíritus.
La mezcla del cristianismo con creencias animistas da lugar a un sistema de creencias basado en obras y deja a la gente sin libertad y sin esperanza.
Otro grupo tribal, este en México, también ha mezclado su cosmovisión con una forma de cristianismo; Jesús es una parte integral de su cultura. Durante cuatrocientos años los Tepehuanes han conocido el nombre y la historia de Jesús –pero no es el mismo Jesús que se menciona en la Biblia. El que ellos conocen nunca murió realmente, por lo tanto, nunca resucitó realmente, lo cual significa que el “Jesús Tepehuán” nunca pagó el precio completo para llevar a la humanidad de vuelta a Dios. Los misioneros de New Tribes que trabajan entre los Tepehuanes saben que enseñar cronológicamente la Biblia, con un énfasis en la muerte y la resurrección [de Cristo], es esencial para que la gente comprenda la salvación solo por gracia.
Apiyaawogi, un hombre del grupo étnico Dao, le contó al misionero Scott Phillips las creencias de su gente sobre su propia historia de la creación. “La gran pitón, esa es la razón por la que morimos”. Apiyaawogi dijo: “Si esa serpiente no se hubiera comido la sangre del hermano después de que se filtró en la tierra, entonces no moriríamos”.
“¿Una gran serpiente es la culpable de una maldición que causa la muerte física? Eso suena extrañamente familiar, ¿verdad?” comentó Scott, al hablar de esa conversación más tarde con su esposa, Jennie.
Un grupo tribal de Papúa Nueva Guinea se llenó de alegría al comenzar a comprender que su salvación se basa en confiar solo en Cristo. Muchos buscaban una lista de “deberes y prohibiciones” que les asegurara la salvación; ellos habían sido parte de un grupo religioso que enseñaba que la seguridad eterna se basaba en un sistema de obras.
El equipo misionero que ministra allí está enseñando el libro de Hechos para mostrarle a la gente que la salvación es solo por la gracia de Dios. Cuando los misioneros comenzaron a enseñar la Biblia cronológicamente, lograron disipar muchas ideas falsas, pero el discipulado continuo está afianzando a los creyentes en su fe.
El misionero Jeremiah Markley comentó: “Ha sido maravilloso verlos crecer en su comprensión de la liberación de la Ley –su alivio es casi tangible; y su amor por el Señor está floreciendo”.
Y esto es lo que esperan ver los misioneros que planean ministrar a quienes viven en los “valles perdidos”.
Deja un comentario